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viernes, 24 de agosto de 2012

El Islam y la poligamia



La poligamia está definida en muchos diccionarios como: “Cualquier persona (hombre o mujer) que incondicionalmente se casa con un número ilimitado de cónyuges al mismo tiempo”.


Esto significa que el hombre o la mujer pueden casarse con un número ilimitado de cónyuges al mismo tiempo. En otras culturas y profesiones religiosas, el hombre puede casarse con un número ilimitado de esposas al mismo tiempo, por cualquier razón, sin ser restringido por ninguna condición. Tales prácticas están totalmente prohibidas en el Islam.

En el Islam, el hombre musulmán tiene el derecho de casarse con más de una esposa, pero este derecho está acompañado de condiciones muy serias. Estas condiciones son: la estabilidad económica, física y emocional; el trato igualitario a las esposas; que las mujeres no sean de aquellas que le han sido prohibidas al hombre de manera permanente (como sus tías, hijas adoptivas y otras que han sido especificadas en el Corán) o temporal (como casarse con dos hermanas al mismo tiempo); y que el número de esposas esté limitado a cuatro.

Por lo tanto, esta es una cláusula legal que puede ser entendida de manera apropiada en el contexto de la posición del Islam sobre este asunto:

Primero: en el Islam, la familia es considerada la piedra angular de la sociedad; cualquier relación extramarital es devastadora y dañina para la familia, y por lo tanto está estrictamente prohibida. La vida matrimonial es muy deseable en el Islam; el Islam considera el rol de la mujer como una respetable y honorable esposa, no como una amante secreta; mientras al hombre se le asigna el rol de un respetado y responsable esposo, que no se involucra en aventuras.

Segundo: el Islam y las leyes islámicas han sido establecidos para todas las épocas y para todas las circunstancias y situaciones; es por eso que se acomodan a todas las posibles situaciones, tanto individuales como sociales.

Tercero: en el Islam, cada hombre musulmán debe tener una esposa, y cada mujer musulmana debe tener un esposo.

A pesar de que esto pudo haber sido abusado en ciertas épocas y lugares, la poligamia puede tener una función muy valiosa en ciertas circunstancias; en algunas situaciones puede ser considerada como la menor entre dos situaciones difíciles, y en otras puede ser incluso un acuerdo beneficioso.

El ejemplo obvio de este caso se ve en tiempos de guerra, cuando inevitablemente queda un gran número de viudas y huérfanos en la soledad, sin amor, sustento, cuidado ni protección.

Si bajo estas circunstancias se mantiene la ley de que un hombre sólo pueda casarse con una esposa, las otras mujeres serían privadas de tener una familia la cual incluye un esposo amoroso, un compañero de por vida, hijos y un padre para sus hijos. ¿Qué opción les queda a estas mujeres que no tienen la oportunidad de contraer matrimonio? Ellas tendrán que mantenerse solas o ser parte de una relación ilícita.

Muchas mujeres no estarían conformes con ninguna de estas dos opciones. Una amante es sólo una segunda esposa no oficial, que no tiene derechos legales ni seguridad, ni para sí misma ni para sus hijos. El hecho es que esas mujeres bajo esas circunstancias preferirían compartir un esposo a no tener ninguno; no hay duda que es fácil compartir un esposo cuando esta es un una práctica establecida y legal, que cuando es llevada secretamente con la intención de engañar a la primera esposa.

Existen otras situaciones cuando esta clase de práctica es preferible para todas las partes, como cuando la primera esposa padece de una enfermedad crónica, si no puede tener hijos o si una mujer no puede ganarse el sustento y necesita de apoyo emocional y financiero.

Estos ejemplos son mencionados aquí porque la gente asume que la poligamia en el Islam tiene el objetivo de satisfacer los caprichos de los hombres musulmanes, y no la ven como una solución real para ciertos problemas sociales.

La primera aleya del Corán que permitió esta práctica, fue revelada inmediatamente después de la batalla de Uhud, en la cual cientos de hombre musulmanes habían muerto, dejando viudas y huérfanos cuya protección era la responsabilidad de los hombres musulmanes sobrevivientes.

Al-lah, Alabado Sea, Dice (lo que se interpreta en español): {Dad a los huérfanos sus bienes [al llegar a la pubertad]; no os quedéis con aquello sobre lo cual no tenéis derecho, y no os apropiéis de sus bienes agregándolos a los vuestros; porque es un gran pecado. Si teméis no ser equitativos con [las dotes de] las huérfanas, entonces casaos con otras mujeres que os gusten: dos, tres o cuatro. Pero si teméis no ser justos, casaos con una sola o recurrid a vuestras esclavas. Esto [casarse con una sola mujer] es lo recomendable para evitar cometer alguna injusticia} [Corán 4:2-3].

En estas aleyas, se evidencian varios factores:

Esta permisión no está únicamente asociada con la mera satisfacción o pasión; en cambio, está asociada con la compasión hacia las viudas y los huérfanos, un tema que es confirmado por las condiciones en las cuales estos versos fueron revelados.
Tratar justamente a la esposa es una obligación en el Islam. Esto se refiere a la vivienda, comida, trato bondadoso, etc.; por tanto, significa que el esposo tiene la misma obligación hacia todas sus esposas y todos sus hijos sin ninguna discriminación.
Si uno no está seguro de poder ser justo con ellas, entonces el Corán hace la clara advertencia al hombre musulmán de que se case sólo con una esposa.
La poligamia es mucho mejor y más honorable que el hecho de que un hombre tenga amantes secretas o se involucre con prostitutas (adulterio). Esta práctica también es mucho mejor que los casos donde el esposo se divorcia de su esposa si esta se enferma y se casa con otra.

El requisito de la justicia entre las esposas, anula la fantasía de que un hombre puede tener tantas esposas como le plazca; esto también anula el concepto de una esposa “secundaria”, porque todas las esposas tienen exactamente el mismo estatus y tienen los mismos derechos y exigencias sobre su esposo.

Las aleyas dicen “casaos” – no comprad, seducid o seleccionad – ya que en el Islam el matrimonio es un contrato civil, el cual es válido únicamente cuando ambas partes lo consienten. Así, ninguna mujer puede casarse por la fuerza o ser entregada a un hombre que ya está casado, excepto si ella y su familia están de acuerdo; ya que no existe el matrimonio secreto en el Islam, la poligamia es practicada como una decisión libre de ambas partes.

Es evidente que la permisión para la poligamia es consistente con la visión realista que el Islam tiene del mundo, que permanece aplicable a las variadas necesidades sociales, problemas y variaciones culturales, para todos los tiempos y en todos los lugares.


La poligamia, en el sentido de tener más de una esposa al mismo tiempo, ha sido uno de los principales asuntos por los cuales se han dirigido severas críticas en contra del Islam. Los no-musulmanes condenan abiertamente al Islam por permitir la poligamia y consentir que el hombre pueda tener hasta cuatro esposas al mismo tiempo, de esa manera degradan a las mujeres y menosprecian su estatus en la sociedad.

Debe quedar bien claro que la poligamia en el Islam está permitida solamente como una excepción. Esto es declarado brevemente en el Glorioso Corán, pues, Al-lah Dice (lo que se interpreta en español): {Si teméis no ser equitativos con [las dotes de] las huérfanas, entonces casaos con otras mujeres que os gusten: dos, tres o cuatro. Pero si teméis no ser justos, casaos con una sola o recurrid a vuestras esclavas. Esto [casarse con una sola mujer] es lo recomendable para evitar cometer alguna injusticia} [Corán 4:3].

Esta es la única alya en el Sagrado Corán que habla sobre la poligamia, y es evidente que no ordena ni impone la poligamia; esta sólo se permite limitada por ciertas condiciones. Primero, la poligamia es permisible en general, pero se hace más recomendable sólo cuando existen huérfanos que necesitan del cuidado de algún familiar, ese pariente puede casarse con la madre de los huérfanos si siente que no puede ser justo con ellos a menos que esté unido en matrimonio con su madre.

Ese matrimonio lo faculta para hacerse cargo de los huérfanos y tener acceso libre a ellos sin temor al desprestigio social o las calumnias. Esta es una condición social aceptable que otorga el bienestar a los huérfanos y la dignidad a las mujeres.

Otra condición es impuesta en la misma aleya, la cual limita la poligamia al hombre que siente que puede ser justo con sus esposas. Él debe proveerlas con viviendas similares, comida y ropa similares (es decir, en cuanto a la calidad), y darles la misma atención física. Si él no se siente capaz de cumplir con esto, debe estar satisfecho con una sola esposa.

El valor de esta permisión de la poligamia, se hace evidente en tiempos de guerra, cuando los hombres mueren en el campo de batalla, y las mujeres se quedan solas para alimentar y cuidar de sus hijos. Muchas de esas mujeres posiblemente no estén calificadas para desempeñar el trabajo más humilde. El último recurso para tales mujeres será la prostitución, con todas sus consecuencias físicas, sociales, morales y psicológicas.

Cuando el Islam permite la poligamia, preserva la dignidad y humanidad de la mujer, y protege la moral social y el bienestar económico de los huérfanos. El mismo principio se aplica cuando el número de mujeres excede al número de hombres en una sociedad. Esto puede llevar a la corrupción moral, la cual amenaza la misa esencia de la civilización.

Se podría argumentar que los Estados modernos podrían hacer otros arreglos para el mantenimiento de las viudas y los huérfanos. Eso podría ser cierto, pero el Estado no podría proveerles de una vida familiar. En el Islam, la familia es considerada la fuente real de donde emanan todas las buenas cualidades de amor y afecto; los cuales son el mayor valor de la sociedad y de la civilización. Incluso si lo que la mujer y los hijos encuentran en una familia polígama es “la mitad de un hogar”, es mejor que no tener ninguno.

La monogamia es sin duda la forma correcta de vida bajo condiciones normales, pero cuando se presentan condiciones anormales debido a la presencia de más mujeres que hombre, la monogamia fracasa, y es sólo mediante una forma limitada de poligamia que esta dificultad puede ser encarada.

Más aún, puede argumentarse que la poligamia, la cual ha sido instituida por el Islam como una excepción y una solución, puede ser en gran medida abusada por las personas para dar rienda suelta a sus instintos sexuales. Eso es cierto, pero existen personas en todas las sociedades que abusan lo que ha sido instituido, incluso si es algo necesario para el desarrollo de la sociedad humana. En los países donde la poligamia no está permitida, la sensualidad del hombre ha inventado cientos de otras formas para satisfacer sus deseos carnales, y estas implican una amenaza mayor a la seguridad y el bienestar de la sociedad que el abuso de la poligamia.

Más que degradar a las mujeres o menospreciar su estatus en la sociedad, como sostienen algunos movimientos feministas, el Islam reconoce que la posición de la mujer es igual a la del hombre en cuanto a la adoración a Al-lah y a la responsabilidad por sus actos ente Él. Al-lah, Alabado Sea, Dice (lo que se interpreta en español): {Quien obre piadosamente, sea hombre o mujer, y sea creyente, ingresará al Paraíso y no será tratado injustamente en lo más mínimo} [Corán 4:124].

En algunos casos, la poligamia es una solución práctica y la mejor alternativa. Cuando la esposa de un hombre sufre una enfermedad crónica y no puede responder a las necesidades físicas de su esposo (y esto le resulte al esposo muy difícil de sobrellevar), el Islam ofrece dos alternativas: el divorcio o la poligamia. Muchas esposas preferirían la segunda alternativa, ya que esto las libraría del problema de quedarse sin una fuente de ingresos, especialmente si ellas no tienen un trabajo para sustentarse.

Lo mismo se aplica cuando se comprueba que la esposa es estéril y el esposo desea ser padre. De acuerdo con el Islam, él puede divorciarse de su esposa o tomar otra esposa que pueda darle hijos. La segunda alternativa puede resultar más conveniente para la esposa estéril.

Puede surgir la pregunta: Y si el esposo es estéril o sufre una enfermedad crónica, ¿puede la esposa hacer uso del mismo derecho y tener un segundo esposo? La respuesta es no, por una razón práctica. La mayor parte de las sociedades alrededor del mundo son patriarcales, donde el padre asume el rol principal. Si la madre asume el liderazgo, esto podría significar un retroceso a la salvaje era matriarcal.

Este sistema aún predomina en algunas pocas tribus subdesarrolladas de África, América Latina y Asia. Además de la confusión que puede reinar en un grupo familiar como resultado de tener más de un esposo, podría surgir el problema del parentesco de los hijos con el padre, sería difícil saber quién es el padre de los niños si se ha más de un esposo. Problemas relacionados con la herencia y los valores morales emergerían con el tiempo.

El Islam prohíbe a la mujer tener más de un esposo al mismo tiempo. Sin embargo, si el esposo es estéril o sufre de alguna enfermedad crónica que los prive de consumar la vida conyugal, entonces la esposa puede pedir el divorcio y casarse con otro hombre (si esta situación le resulta insoportable).

En las sociedades donde las mujeres exceden en número a los hombres, existen dos alternativas: la poligamia o la prostitución. Es natural para todo ser humano el buscar un compañero por varias razones: psicológicas, sociales, económicas y sexuales. Si ese compañero no es accesible por ciertas razones tales como el hecho de que las mujeres exceden a los hombres en número, la monogamia no resolverá ese problema. El excedente de mujeres buscará la satisfacción física en el adulterio y el soporte económico en la prostitución.

Si la sociedad permite la poligamia, tales mujeres disfrutarían de una vida digna, donde sus necesidades físicas y económicas sean satisfechas sin perder el autorespeto o la aceptación social. Sus hijos disfrutarían de la protección y del cuidado de un padre. Se podría argumentar que en tales casos la mujer tendría un “medio esposo”, pero eso es mejor que no tener esposo, ni protección y ni un techo sobre su cabeza.

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