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miércoles, 8 de agosto de 2012

La imagen distorsionada de la mujer musulmana




Desde el surgimiento de los movimientos feministas a finales de los años 70, ha habido una lupa sobre el estatus de las mujeres musulmanas. Desafortunadamente, la lupa usada es una muy inusual.

Inusual en el sentido de que es muy selectiva con respecto a los elementos que amplifica, distorsiona otros al punto que ya no parecen familiares. Recuerdo una vez haber leído a profundidad un artículo sobre la vida de las mujeres musulmanas. Este artículo “explicaba” que en cualquier momento el hombre podía divorciar a su esposa simplemente al declarar: “Te divorcio, te divorcio, te divorcio”.

Este artículo podría llevar a cualquier persona que ignora las leyes islámicas sobre el divorcio, a creer que en menos de cinco segundos la mujer se queda sin esposo y es abandonada (posiblemente con sus hijos).

La pregunta que inmediatamente saltó a mi mente fue: “¿Será que el autor inocentemente escribió eso por sincera ignorancia, o fue otro de los muchos intentos de degradar la religión del Islam y a sus seguidores (los musulmanes)?” Puede ser por paranoia, pero me inclino a creer que fue por esto último.

La verdad del asunto es que el Islam tiene el más humano y más justo sistema de divorcio que existe. Primeramente, muchas opciones son tomadas y probadas antes de que sobrevenga la decisión del divorcio. Si el hombre y la mujer deciden que no pueden vivir más juntos como esposos, el esposo (en muchos casos, no siempre) declara el divorcio diciendo: “Yo te divorcio”. En este punto, el periodo de espera comienza.

El periodo de espera dura tres ciclos menstruales, para asegurarse que la esposa no esté embarazada. Este periodo permite a la pareja tener un tiempo para pensar acerca de lo que están haciendo y si esto es realmente lo que desean hacer. Ahí no hay ningún abogado involucrado para oponerse y empeorar la situación.

En el caso de que se den cuenta que la esposa está embarazada, el periodo de espera se extiende durante todo el tiempo que ella esté embarazada. Durante el periodo de espera (ya sea que la mujer esté o no embarazada) el hombre está obligado a proveer el alimento, ropa y refugio a la mujer, tal y como lo hacía antes de la declaración de divorcio.
 
Si la pareja lleva a cabo el divorcio al nacimiento del niño, y la mujer amamanta al bebé, el hombre está obligado a alimentar y vestir a su ex-esposa durante el tiempo que esta amamante al bebé (por un periodo máximo de dos años). Después de ser destetado, el niño debe ser sustentado por su padre hasta que ya no necesite más apoyo.

Es muy irónico que en una “sociedad avanzada” como la norteamericana (y la de muchos países latinoamericanos), existen casos de divorcio en los cuales las mujeres son forzadas a pagar la pensión alimenticia a sus ex-esposos. ¿A caso pueden estas, y muchas otras cosas que conocemos acerca del sistema norteamericano de divorcio, compararse con el sistema islámico de divorcio?

También he leído historias donde se sostiene que las mujeres son forzadas a casarse con hombres sin su consentimiento. Esto de ninguna manera se asemeja al sistema de matrimonio en el Islam. En el Islam la mujer se casa con el hombre que ella elije. Incluso, puede casarse con alguien a quien su madre o su padre rechazan.

El punto es que es la mujer quien toma la decisión final sobre con quién desea casarse. Una vez que el hombre y la mujer deciden que están interesados uno en el otro para casarse, se establece una dote. La dote no es el precio de la novia, sino que es un regalo del novio a la novia.

Ellos se ponen de acuerdo sobre el regalo, el cual debe ser accesible para el novio. En el tiempo del Profeta Muhammad, sallallahu ‘alayhi wa sallam, a menudo se daban cosas como ganado o dinero. Esta es una sabia decisión, ya que en caso de que la mujer se divorcie o quede viuda, ella tendrá este recurso económico al cual recurrir, incluso si es sólo por un periodo limitado de tiempo. Una vez el hombre y la mujer se casan, el hombre está obligado a vestirla, alimentarla, darle refugio y educación (o permitirle que se eduque), de la misma manera que lo hace para sí mismo.

La última imagen distorsionada que cubriré, es aquella sobre la vestimenta de la mujer musulmana. Los medios de comunicación influenciados por el Occidente, describen nuestra vestimenta como anticuada y opresora. No es necesario decir que difiero con estos adjetivos. Nuestro código de vestimenta no nos impide hacer cosas productivas en nuestras vidas.
 
Las mujeres musulmanas mantienen una variedad de trabajos, ninguno de los cuales se ve devaluado u obstaculizado debido a su código de vestimenta. Y en cuanto a la actualidad de la vestimenta de las mujeres musulmanas durante estos tiempos, esta forma de vestir parece ser más apropiada debido a la moral decadente en el mundo actual.

Para aquellos que dicen que la vestimenta islámica está pasada de moda, ellos hablan por una gran ignorancia. La decadente moral de estos tiempos, ha hecho de Al Hiyab incluso más que una necesidad. Más que nunca antes, los crímenes sexuales hoy en día están desenfrenados.
 
A pesar de que esta sociedad le dice a las mujeres que ellas pueden usar lo que deseen, cada vez que ocurre una violación la mujer es la única juzgada, y una de las primeras preguntas es: “¿Qué estabas vistiendo?” Este concepto parece ser un juego dirigido en contra de la llamada “mujer contemporánea”. También existe una correlación directa entre el respeto que un hombre tiene por una mujer y lo mucho que ella exhibe de su cuerpo ostentosamente.

En conclusión, espero que este artículo ayude a aclarar algunos de los aspectos distorsionados y malentendidos del Islam y las mujeres. Las mujeres en el Islam son respetadas y tenidas en alta estima. Nunca encontraremos el éxito o la solución para nuestros problemas, hasta que no nos demos cuenta de que Al-lah Sabe mejor y de que esta sociedad incrédula se arruinará a sí misma.

De: Hudaa Magazine

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