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lunes, 20 de agosto de 2012

Los signos del amor a Allah




al-Gazali

Aquello que el hombre ama lo recuerda constantemente, y si su amor es perfecto nunca lo olvida".

Bismillahi Rahmani RahimEn el Nombre de Allah, el Más Misericordioso, el Más Compasivo
Hay muchos que pretenden amar a Allah, pero todos deberían examinar la autenticidad del amor que profesan.

La primera prueba es ésta: no debería desagradarles el pensamiento de la muerte, puesto que nadie se estremece por ir a ver a un amigo. El Profeta dijo: "Quien quiera que desee ver a Allah, Allah desea verle a él". Es cierto que alguien que ame sinceramente a Allah puede estremecerse ante la idea de que la muerte le venga antes de haber terminado su preparación para el otro mundo, pero, si es sincero, será diligente al hacer tales preparativos.

La segunda prueba de sinceridad es que un hombre debería estar deseoso de sacrificar su voluntad a la de Allah, debería adherirse a aquello que le acerca a Allah, y debería evitar aquello que le sitúa lejos de Allah. El hecho de que un hombre cometa pecados no es prueba de que no ame en absoluto a Allah, pero prueba que no le ama con todo su corazón. El santo Fudhail dijo a un cierto hombre: "Si alguien te pregunta si amas a Allah, mantente en silencio; porque si dices: 'No le amo', eres un infiel; y si dices 'Sí', tus hechos te contradicen".

La tercera prueba es que el recuerdo de Allah [dzikr] debe mantenerse sin esfuerzo siempre fresco en el corazón de un hombre, porque aquello que el hombre ama lo recuerda constantemente, y si su amor es perfecto nunca lo olvida. Sin embargo, es posible que no ocupando el amor de Allah el primer lugar en el corazón de un hombre, lo ocupe el amor del amor de Allah, porque una cosa es el amor y otra el amor del amor.

La cuarta prueba es que amará el Corán, que es la Palabra de Allah, y a Muhammad , que es el Profeta de Allah; si su amor es realmente fuerte, amará a todos los hombres, pues todos son siervos de Allah; es más, sus amores abarcarán a toda la creación, porque aquél que ama a alguien ama las obras que compone y su escritura.

La quinta prueba es que codiciará el retiro y la privacidad con fines de devoción; ansiará la llegada de la noche para poder relacionarse con su Amigo sin estorbo ni obstáculo. Si a este retiro prefiere conversar de día y dormir por la noche, entonces su amor es imperfecto.
Allah dijo a David: "No intimes demasiado con los hombres; hay dos clases de personas que serán excluidas de mi presencia: aquellos diligentes para obtener recompensas y perezosos cuando las han obtenido, y aquellos que prefieren sus propios pensamientos a mí. La muestra de mi desagrado es que los dejo consigo mismos".
Verdaderamente, si el amor de Allah toma posesión realmente del corazón, todo otro amor queda excluido. Uno de los hijos de Israel tenía la costumbre de rezar de noche, pero observando que un pájaro cantaba muy agradablemente en un cierto árbol, empezó a rezar bajo aquel árbol para así tener el placer de escucharlo. Allah dijo a David que fuera y le dijera: "Has mezclado el amor por un pájaro melodioso con el amor por mí; tu categoría entre los santos queda rebajada". Por otro lado, algunos han amado a Allah con tanta intensidad que mientras se dedicaban a la oración sus casas se han incendiado y ellos no lo han notado.

La sexta prueba es que los actos de adoración de la religión se le hacen fáciles. Un cierto santo dijo: "Por espacio de treinta años realicé mis oraciones nocturnas con gran dificultad, pero durante una segunda etapa de treinta años se convirtieron en un deleite". Cuando el amor de Allah es completo, no hay alegría igual a la alegría de adorarLe.

La séptima prueba es que los que aman a Allah amarán a aquellos que siguen la voluntad de Allah, y repudiarán a los kuffar [que dan la espalda al Mensaje que les envía Allah] así como a los desobedientes, como dice el Corán: "Son inflexibles con los kuffar y tienen misericordia entre ellos".
El Profeta preguntó una vez a Allah diciendo: "Oh señor, ¿quiénes son los que te aman?". Y la respuesta fue: "Aquéllos que se aferran a mí como un hijo a su madre, los que se refugian en el recuerdo de mí como un pájaro busca el abrigo de su nido, y se enfurecen al ver el pecado como un león enfurecido que no teme a nada".


Extraído de `La Alquimia de la Felicidad`

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