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domingo, 14 de octubre de 2012

La libertad de los esclavos emancipados en el Islam



Introducción

El Islam fue dado por Al-lah para establecer la dignidad para la humanidad y recuperarla cuando esta se perdiera. Para tal fin, en el Islam no se discrimina ni se tiene en cuenta raza, color de piel, origen y/o condición social y económica. Por eso encontramos que en el Islam se promueve el principio de igualdad entre todos los seres humanos, y que la única forma en que una persona sobresale sobre la otra es por su Taqwa (piedad, temor reverencial de Al-lah). Dijo Al-lah, Glorificado sea (lo que se interpreta en español): {¡Oh, humanos! Os hemos creado a partir de un hombre [Adán] y una mujer [Eva], y [de su descendencia] os congregamos en pueblos y tribus para que os conozcáis unos a otros. En verdad, el más honrado de vosotros ante Al-lah es el más piadoso. Ciertamente, Al-lah es Omnisciente y está bien informado de lo que hacéis.} [Corán 49:13]
Por su parte, el Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, destruyó toda clase de diferencias entre las personas después de la conquista de la Meca, esto es evidente cuando él, sallallahu ‘alaihi wa sallam, le ordenó a Bilal ibn Rabah (el esclavo liberto de origen etíope) que subiera encima de la Ka’bah y que desde allí anunciara con su voz las palabras que llaman al monoteísmo y la adoración total y exclusiva de Al-lah, palabras que se encuentran en el Adhan (el llamado a la oración). Incluso antes de este incidente, encontramos que el Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alaihi wa sallam, hermanó en Medina entre Al Muhayirin (los emigrantes de la Meca) y Al Ansar (los nativos y residentes de Medina) sin discriminar a nadie porque fuera de su familia o porque fuera pobre, árabe o no árabe. 
La peregrinación de la despedida y el principio de la igualdad
En el Hayy del Wada’a (la peregrinación de la despedida, que fue el primer y último Hayy que realizó el Mensajero de Al-lah), el Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, declaró el principio de igualdad en frente de la multitud que observó la peregrinación con él, y le pidió a toda esa gente que transmitieran sus palabras a los ausentes. Ellos cumplieron con su misión al pie de la letra, y por ello es que todo lo que mencionó quedó registrado y llegó a nosotros. El Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, hizo esta declaración cuando dijo: “Toda la humanidad es de Adán, y Adán fue creado de barro. Un árabe no tiene superioridad por encima de uno no árabe. Una persona negra no es superior a una de piel roja ni tampoco una persona roja está por encima de una de piel negra; la única diferencia que hay entre la gente está en la Taqwa” . Estas palabras fueron la primera declaración pública sobre la igualdad y la abolición de la esclavitud hecha por un líder. 
El origen en el Islam es que todas las personas son nacidas libres y no esclavas, y eso es porque todos ellos provienen de una misma raíz, un solo padre y madre (Adán y Eva) y todos han nacido libres. El Islam vino a reconocer este derecho en un tiempo donde la esclavitud era común, el fuerte esclavizaba al débil y el noble y poderoso humillaba y pisoteaba la dignidad de los que, a su parecer, eran inferiores.

El Islam y la liberación de los esclavos

Las sociedades preislámicas vivían bajo un estricto régimen tribal. La gente se diferenciaba por la tribu de la que provenía y el estatus que en ella tenía. Esto creó gran división entre los habitantes de la Península Árabe y generó conflictos internos y entre las tribus para mantener la hegemonía. Pero no sólo se diferenciaba entre las personas por los aspectos anteriormente mencionados, sino que además existía gran discriminación entre ricos y pobres, nobles y “plebeyos”, pero sobre todo entre libres y esclavos. A estos últimos se los trataba peor que animales.
Cuando Al-lah, Glorificado sea, escogió a Su último y sello de todos los Profetas y Mensajeros, Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, lo envió a una sociedad donde la esclavitud, más allá de ser algo común, era un negocio, y para la mayoría de la gente los esclavos representaban una buena parte del total de su patrimonio. Esta situación fue tenida en cuenta por Al-lah, por lo que estableció en el Islam un método que gradualmente logró acabar con esta costumbre de forma definitiva, porque no solamente se liberaron los esclavos físicamente, sino que se borró de las mentes de los creyentes cualquier indicio de racismo o complejos de superioridad e inferioridad, esta es la verdadera libertad que lleva a una justicia para todos.
Así, Al-lah, Glorificado sea, inició sembrando en los corazones y las mentes de lo creyentes el sentido de la igualdad. Tenemos que el Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, dijo, por ejemplo, al respecto: “Todos los humanos son iguales como los dientes de un peine. No hay diferencia entre ellos más que por la Taqwa” [Ad-Dailami]. Luego, se animó a los creyentes a liberarlos, considerando esta acción como una obra piadosa, la cual merece una gran recompensa en esta y la Otra Vida. La legislación islámica instó a la emergente comunidad musulmana a liberar a los esclavos y dejarlos libres, prometiendo a sus amos una recompensa muy grande en la otra vida. Abu Hurairah, que Al-lah esté complacido con él, narró que el Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, recomendó dejar libre a las esclavas y casarse con ellas. Abu Musa Al Ash’ari, que Al-lah esté complacido con él, narró de que el Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alaihi wa sallam, dijo: “Todo aquel que tiene una esclava y la educa, la trata bien, la libera, y después se casa con ella, recibirá una recompensa doble” [Bujari]. El Profeta sallallahu ‘alaihi wa sallam también dejo libre a Safia bint Huiai ibn Akhtab, una esclava judía que tenía, e hizo que su emancipación fuera su dote para casarse con ella, como ejemplo vivo para sus discípulos; esto fue registrado por Bujari y Muslim.
Seguidamente, la liberación de los esclavos pasó a ser una de las formas de expiar faltas como Adh-Dhihar (costumbre preislámica en la que el hombre le decía su mujer: “Tú eres para mí tan sagrada como mi madre”, de esta forma ella no era ni divorciada ni casada, y quedaba aislada por completo de la sociedad), por homicidio accidental y por mantener relaciones sexuales durante el día de ayuno del mes de Ramadán. También, se animaba a los creyentes a gastar de sus bienes en la liberación de los esclavos, pagándoles a sus amos su valor para que los dejaran libres.
Lo más sorprendente de esta metodología seguida por el Islam fue que no tuvo la necesidad de establecer una ley que prohibiera la esclavitud y otra que ordenara la liberación de los esclavos. En unos cuantos años todos los esclavos musulmanes fueron liberados.
Las recomendaciones del Enviado de Al-lah, sallallahu ‘alaihi wa sallam, sobre cómo tratar con los esclavos fueron vitales para preparar a la sociedad para aceptar su emancipación y liberación. El Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, incitó a que fueran benevolentes en su trato hacia ellos aunque fuera tan sólo con el uso de expresiones o palabras que mostraran los sentimientos de bondad y respeto. Él dijo:“Uno no puede decirle a una persona mi esclavo (‘Abdi) o esclava (Amati), todos ustedes son siervos y esclavos de Al-lah; y las mujeres, así sean sus esposas, son siervas y esclavas de Al-lah. Así que lo mejor es que digan, mi muchacho (Fatai), mi muchacha (Fatati), y mi pequeño (Gulami)” [Bujari].
El Islam también hizo obligatorio a los amos que alimentaran a sus esclavos y los vistieran de la misma manera en que ellos vestían y comían, que no los agobiaran con trabajos insoportables y que si sus labores eran muy difíciles, pues que los ayudaran. Yabir Ibn ‘Abdul-lah, que Al-lah esté complacido con él, narró que el Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, recomendaba a los musulmanes tratar a los esclavos bien y solía decir: “Los esclavos son sus hermanos. Al-lah los ha puesto al servicio de ustedes. Así que denles de comer su misma comida, vístanlos de la misma manera que ustedes se visten y no los agobien con lo que no pueden hacer…” [Muslim]. Entonces, nos encontramos con que el Islam en un principio decretó una serie de derechos que hizo que los esclavos fueran tratados como seres humanos, con dignidad y misericordia.

Los Sahabah, que Al-lah esté complacido con todos ellos, eran seres humanos como todos; pese a que fueron las mejores personas que existieron, después de los Profetas y Mensajeros de Al-lah, cometían errores. Pero a diferencia de los demás, ellos buscaban reparar sus errores inmediatamente y de le mejor formar posible, pese a que a muchos de ellos Al-lah les había anunciado el Paraíso y el perdón de todas las faltas hechas y por hacer. Sin embargo, ellos no escatimaban en esfuerzos por agrada a Al-lah y por expiar las faltas que cometían. Tenemos un ejemplo en ‘Abdul-lah ibn Omar, que Al-lah esté complacido con él, quien liberó a un esclavo que tenía, porque en un arranque de furia lo golpeó. Ibn Omar, llamó al muchacho y le dijo: “Eres libre. No tengo recompensa por liberarte porque yo escuché al Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alaihi wa sallam, decir: ‘Quien golpea a un esclavo debe liberarlo como expiación por su falta’ ” [Muslim]. 
El Islam también estableció que si una persona pronunciaba palabras de emancipación, como decirle a su esclavo: “Eres libre”, esta se hacía efectiva. El Enviado de Al-lah, sallallahu ‘alaihi wa sallam, dijo: “Hay tres temas que siempre deben tomarse en serio, ya sea que se hayan dicho en serio o broma. Estos son: el matrimonio, el divorcio y la emancipación de esclavos” [Al Baihaqui].
Otra de las formas en que el Islam promovió la liberación de los esclavos fue exaltando la gran virtud que tiene esta obra de bien. Como el ser humano está expuesto al error y, por ende, a cometer faltas, se le llamó a que liberara a sus esclavos para que así sus pecados fueran perdonados y este hecho le sirviera de protección del fuego infernal. Dijo el Enviado de Al-lah, sallallahu ‘alaihi wa sallam:“Si un musulmán libera a un esclavo, Al-lah hará que por este hecho cada hueso de este esclavo le sirva de protección para que cada hueso suyo no se queme en el fuego. Y si una musulmana libera a una de sus esclavas, Al-lah hará que por este hecho cada hueso de esta esclava le sirva de protección para que cada hueso suyo no se queme en el fuego” [Muslim, At-Tirmidhi e Ibn Mayah].
La Sharia’h islámica formula Al Mukatabah, que es el derecho que tienen los esclavos de comprar su libertad, y le prohíbe a los amos negarles este privilegio. Es más, urge a los que tienen esclavos a que les faciliten las cosas a todos aquellos que quieran liberarse. El mismo Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, fue quien instauró este derecho al liberar a Yuwairiah bint Al Hariz pagando por su libertad. Cuando los musulmanes vieron este acto, liberaron a todos los esclavos que tenían de la tribu Banu Al Mustaliq, fueron en total unas cien familias las que se emanciparon en esa ocasión. Por esta razón es que el Islam formuló que uno de los grupos de personas que son merecedoras de las limosnas y el Zakat son los esclavos que quieren liberarse, dijo Al-lah, Glorificado y Exaltado sea (lo que se interpreta en español): {Ciertamente que el Zakat es para los pobres, los menesterosos, los que trabajan en su recaudación y distribución, aquellos que [por haber mostrado cierta inclinación por el Islam o haberlo aceptado recientemente] se desea ganar sus corazones, la liberación de los cautivos, los endeudados, la causa de Al-lah y el viajero insolvente. Esto es un deber prescrito por Al-lah, y Al-lah es Omnisciente, Sabio} [Corán 9:60].
También fue reportado que el Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, dejó en libertad a 63 personas, mientras que ‘A’ishah, que Al-lah esté complacida con ella, dejó en libertad a 69, Abu Baker dejó en libertad a muchos esclavos, recordemos que fue él quien pagó por la libertad de Bilal, convirtiéndose en el primer acto de liberación en la historia del Islam. Al ‘Abbas liberó a 70 esclavos, ‘Uzman a 20 esclavos, Hakim ibn Hizam a 100, ‘Abdul-lah ibn Omar a 1.000 esclavos, y ‘Abdur Rahman ibn ‘Auf a 30 mil esclavos.
Esta política islámica fue dirigida con el fin de reducir el comercio de esclavos hasta que fue abolido. La liberación de los esclavos en el Islam no fue sólo un acto político con el que los cuerpos fueron liberados pero las mentes y las almas no. Al-lah, Glorificado sea, liberó las mentes y las almas de las personas, de los que tenían esclavos y de los mismos esclavos, para que una vez fueran libertos los últimos, se les tratara como a todos los demás, no se les discriminara en la sociedad ni se les prohíba la entrada a los sitios públicos; es más, muchos de ellos ocuparon puestos importantes en el Estado islámico, se casaron con mujeres que eran libres y de familias reconocidas, y otros fueron destacados sabios en las diferentes ciencias. Lo que demuestra que no ha existido en la historia de la humanidad un sistema político y social que liberara a los esclavos como lo hizo el Islam.

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