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domingo, 4 de noviembre de 2012

Científicos de Al-Andalus


MASLAMA

Maslama ibn ahmad al-Mayriti, nació en Madrid (Mayriti significa “el madrileño”) y murió en Córdoba en el año 398/1007-1008.
Eminente polígrafo, fue uno de los personajes más importantes del mundo científico cordobés durante el Califato.
Matemático y astrónomo, fue discípulo del geómetra Abd al-Gâfir ibn Muhammad en Córdoba.1
Su quehacer científico estuvo vinculado al palacio-residencia de Madinat al-Zahara, convertida, en aquel tiempo, en un importante centro del saber. Allí se realizaban estudios coránicos y teológicos, y el conocimiento científico se organizaba en torno a dos grupos: el astronómico-matemático y el físico-botánico-médico, siendo Maslama el máximo exponente del primero, mientras que del segundo lo fue el cordobés Abulcasis.
De este modo, dominó la escuela de astronomía que se formó por iniciativa del califa al-Hakam II en el S. X. Introdujo en Córdoba una famosa enciclopedia oriental que había sido ideada para la divulgación de la ciencia del momento: Epístolas de los hermanos de la pureza, gigantesca enciclopedia islámica, obra de una sociedad secreta políticorreligiosa de Basora, y cuyas teorías evolutivas tuvieron gran influencia en los siglos X al XII.
Maslama fue el adaptador de las tablas astronómicas del matemático oriental al-Jwarizmi (830)2 al meridiano de Córdoba, resituando la “Cúpula de Arin” (centro del mundo) en la capital del Califato, como referente para todos los cálculos astrológicos y dándolas a conocer en el occidente cristiano, además de añadir nuevas tablas. En este sentido se expresa Sa’id al-Andalusi: Se interesó por la tabla astronómica de Muhammad b. Musà al-Juwarizmi y, cambiando la era de los persas por la de los árabes, fijó en esta (tabla) las longitudes medias de los astros para el comienzo de la era de la Hégira.3
Este texto, según Juan Vernet, contiene materiales indo-iranios, greco-árabes e hispánicos. El material hispánico está representado por la alusión a la era del “sofar” o “sufr”, que empieza en el año 38 a. C., fecha en que, según la tradición, los romanos consiguieron pacificar y reunir en su mano toda la Península”4
Esta revisión de las Tablas fue traducida posteriormente por Robert de Chester, entre otros, el cual adaptó, a mediados del S. XII, las tablas de Maslama a las coordenadas de Londres, e introdujo la palabra latina “sinus” en la trigonometría. También convirtió el calendario persa a las fechas árabes empleando la Hégira como punto de partida para el cálculo. Todo ello supuso un gran paso para la evolución de la cultura científica andaluza. Debido a esta adaptación, dichas tablas reciben frecuentemente la apelación de tablas de al-Jwarizmi-Maslama.
Para Julio Samsó, es muy complicado saber, analizando el texto más completo que procede de la versión de Maslama -la traducción latina de Abelardo de Bath (1116-1142)-, qué es lo que se debe a al-Jwarizmi y qué a Maslama y a sus colaboradores.
Como ya se dijo anteriormente, Maslama y sus colaboradores debieron introducir modificaciones en el ziy (tablas de al-Jwarizmi-Maslama).
Para Hogendijk, las tablas de Maslama significan una mejora con respecto a las de al-Jwarizmi ya que su uso es más sencillo, obteniendo exactos resultados en procesos en los que las tablas de al-Jwarizmi sólo daban aproximaciones.
“La labor realizada por Maslama con el ziy de al-Jwarizmi debió, pues, ser considerable e implica, por parte de nuestro astrónomo, una notable madurez ya que fue capaz de asimilar la teoría subyacente a estas tablas astronómicas, de adaptarla a sus propias coordenadas geográfico-culturales y de introducir novedades en las mismas.”5
Maslama fue, también, el autor de un tratado sobre el astrolabio, un instrumento astronómico cuya invención es atribuida, entre otros, al griego Hiparco hacia el 200 a. C. Consta de un disco grabado con marcas para los grados, las líneas y círculos. Una malla metálica con puntos que representaban las estrellas más brillantes rotaba sobre él para figurar el movimiento diario del firmamento, al tiempo que un brazo de visión que rotaba servía para medir la altura de las estrellas con respecto al horizonte.
El astrolabio era el instrumento de cálculo más utilizado por astrónomos y astrólogos, permitiendo resolver gráficamente, de forma sencilla, cuestiones relacionadas con el movimiento del sol y de las estrellas fijas, así como problemas de astrología esférica.
El tratado sobre el astrolabio de Maslama se conserva en la biblioteca del Monasterio de El Escorial, siendo una traducción al latín hecha en Toledo por Juan Hispalense en el S. XII. En este tratado, Maslama incluye, entre las aplicaciones del astrolabio, el método topográfico árabe de la triangulación, que permite la medición de alturas y distancias empleando triángulos rectángulos. Este método tuvo una rápida difusión por el norte peninsular, sobre todo en Cataluña, y su introducción en al-Andalus fue una de las principales contribuciones científicas de Maslama.
Según Julio Samsó, Maslama es el primer astrónomo andalusí del que sabemos con certeza que hizo observaciones astronómicas. Así, nos dice Azarquiel en su Tratado sobre el movimiento de las estrellas fijas, que Maslama determinó la longitud celeste de la estrella Qalb al-Asad (Calbalazada), hoy llamada Régulo, y que la fijó, en el año 369/979, en 135º 40’, es decir, un error de 2’ con el que ocupaba dicha estrella. Este valor lo encontramos también en la tabla de estrellas que acompañaba a sus notas sobre el Planisferio de Ptolomeo, pero aquí referidas al año 367/977.
Sus conocimientos pasarán posteriormente a los reinos cristianos, sirviendo para construir los primeros astrolabios allí.
Tradujo el Planisferio de Ptolomeo. Tanto la versión árabe de Maslama como la clásica se han perdido, aunque la de Maslama dio origen a una traducción latina, de Hermann el Dálmata (1143), y a otra hebraica que sí han llegado hasta nosotros. Ésta es una obra de carácter teórico en la que Ptolomeo estudia los fundamentos de la proyección estereográfica de una esfera sobre un plano y es la base del astrolabio que, además de ser un instrumento de observación, es también un computador analógico.
Además, Maslama es autor de unos comentarios al Planisferio de Ptolomeo en los que añade a dicha obra una serie de nuevos procedimientos. Tres para dividir la eclíptica del astrolabio; tres para dividir la proyección del horizonte y tres para proyectar en el astrolabio las estrellas fijas de la araña, utilizando coordenadas eclípticas, ecuatoriales y horizontales.6
De este modo, su labor astronómica servirá de base a las tablas alfonsíes y libros del saber de astronomía, y sus obras tendrán una gran influencia sobre la Europa cristiana en sus traducciones latinas posteriores.
Fue autor de algunas obras de matemáticas, matemáticas prácticas, convirtiéndose en una indiscutible autoridad en los pleitos sobre partición de herencias y valoración de terrenos. Su Libro de Aritmética Práctica es un compendio de transacciones comerciales. En sus tratados de aritmética comercial, Teoría de la perfección de las ciencias numerales y Cálculo comercial, utiliza operaciones algebraicas, aritméticas y geométricas
Maslama, además, escribió libros sobre magia, brujería y alquimia, utilizando conceptos como transmutación de metales, elixires, combinándolos con operaciones experimentales de laboratorio, presentándolas organizadas formalmente por primera vez: oxidación del mercurio, etc. En su obra La Distinción del Sabio, da instrucciones para la purificación de los metales preciosos y demostró, por primera vez, el principio de conservación de la masa, aunque fue atribuido al francés Lavoisier ocho siglos más tarde. En este tratado también se describe por primera vez el óxido de mercurio, sustancia fundamental en el futuro.
Maslama fue también consejero astrológico de Almanzor, indicándole los momentos más propicios para sus campañas, anunciando la caída del Califato, tal y como ocurrió. Maslama observó el eclipse de sol del año 1004, la aparición de un cometa en el 1006 y sabía que iba a tener lugar la conjunción de Júpiter con Saturno en el signo de Virgo. De todo ello dedujo que estallaría la guerra civil.
Dejó una serie de discípulos que se interesaron por las matemáticas y por la astronomía, fundando en Madrid una escuela de estas materias. La dispersión geográfica de todos ellos nos permite entrever que la obra de Maslama fue difundida rápidamente por al-Andalus y su escuela significa el comienzo de la ciencia como actividad organizada allí.
Dentro de la cultura astronómica-matemática andalusí, Maslama significa el inicio de una nueva etapa que sigue a las labores de asimilación y traducción del S. IX y que precede a la etapa de esplendor del S. XI. Así, hasta el S. X sólo pueden encontrarse indicios precarios de la existencia de una astronomía andalusí que, además, no ofrecía una aportación original. Esto cambia totalmente con los trabajos de Maslama, los cuales, con los de sus discípulos Ibn al-Saffar e Ibn al Samh, habían llevado la astronomía andalusí de construcción y uso de tablas a un nivel equiparable al de su coetánea oriental y la había dotado de medios de observación suficientes. Guardaron noticias tan claras de los fenómenos que se observaban en el cielo que nos permiten saber hoy que en aquella época vieron manchas solares, auroras boreales, etc.
Casi todas sus obras se conocieron en el mundo cristiano por traducciones al latín.

IBN-AL-SAMH

Abu I-Qasim Asbag Ibn Muhammad b al-Samh al-Mahri (m. 1035) fue alumno de Maslama en Córdoba, de cuya escuela formó parte.
Después de trasladarse de Córdoba a Granada, en donde se puso bajo la protección de Habu b. Maksan, abrió en esta ciudad su propia escuela de matemáticas y astronomía. Estamos a comienzos del siglo XI, época de los reinos de taifas, reinos en los que se pretende imitar a la Córdoba omeya, lo que influirá positivamente en la vida científica y cultural de al-Andalus.
Conoció bien la obra de Ptolomeo y fue famoso por sus observaciones astronómicas, hasta el punto de que Alfonso X utilizó sus apuntes y libros para sus obras de astronomía.
Sobre el cultivo de la aritmética y de la geometría por parte de Ibn al-Samh tenemos referencias vagas. Es el autor de varios comentarios a los Elementos de Euclides, un tratado de Geometría en el que estudia las líneas recta, curva y quebrada y un libro sobre la naturaleza del número.7
Es autor de unas Tablas astronómicas basadas en el Sindhind, que no se conservan.8
También es el autor de un tratado, perdido, sobre la construcción del astrolabio, en donde Ibn al-Samh utiliza la ascensión recta de la mediación de la estrella justamente con su declinación.
Además, es el autor de un tratado, con 130 capítulos, sobre la utilización del astrolabio9, que …tiene un evidente interés no sólo por ser, probablemente, el tratado más completo sobre el tema que se escribió en al-Andalus y en la España cristiana durante la Edad Media, sino sobre todo por el carácter atípico de algunos de sus capítulos en los que se ocupa de cuestiones poco comunes en relación con este instrumento. Me refiero a la aplicación del astrolabio a cuestiones relacionadas con la luna (determinación de su latitud y longitud, del grado de la eclíptica que sale o se pone con este astro, de la visión de la luna nueva etc.)10.
Estos capítulos los atribuye Ibn al-Samh a un tal Hanas, el cual, según Julio Samsó, sería el astrónomo oriental Habas al-Hasib, uno de los astrónomos árabes más importantes del siglo IX. Así, las citas de Ibn al-Samh son el primer indicio conocido de la difusión en al-Andalus de su obra.
El tratado de Ibn al-Samh fue conocido por los colaboradores de Alfonso X ya que constituye la fuente del libro alfonsí sobre el astrolabio esférico, que es un instrumento de tres dimensiones, a diferencia del astrolabio llano que lo es de dos.
Ibn al- Samh es, igualmente, el autor de un tratado sobre la construcción de un ecuatorio, Libro de las láminas de los siete planetas y que data del año 416/1025.
Los ecuatorios son raros instrumentos astronómicos utilizados para hallar la longitud de un planeta con un mínimo de cálculo.
De los ecuatorios existen pocas descripciones escritas y menos ejemplares. Parece que este instrumento puede ser un invento español. Así, según Juan Vernet, todos los ecuatorios conocidos –excepto el de Kasi (1416)- son occidentales, y los tres más antiguos son de autor español: Ibn al-Samh (1025), Azarquiel (1100) y Abu Salt (1110). Sin embargo, aunque el ecuatorio de Ibn al-Samh es el primero conocido, según Julio Samsó, podría tener un origen oriental.11
Los ecuatorios de Ibn al-Samh y de Azarquiel están descritos en los Libros del Saber de Astronomía, traducción castellana alfonsí, bajo el título, ya mencionado más arriba, de Libro de las láminas de los siete planetas. En él se expone primero el sistema de Ibn al-Samh (una lámina para cada planeta, apareciendo, en cada lámina, un círculo exterior que corresponde a la eclíptica) y luego el de Azarquiel (una lámina para todos los planetas).
Parece que en la traducción de los Libros Alfonsíes del saber de Astronomía, que son una recopilación de 16 tratados de obras traducidas del árabe a instancias de Alfonso X de Castilla (hechos en el segundo tercio del siglo XIII), se han producido equivocaciones que llevan a conclusiones erróneas.
Según Julio Samsó, el ecuatorio de Ibn al-Samh es un instrumento híbrido, un astrolabio-ecuatorio. Ibn al-Samh, además de describir con detalle el ecuatorio, da los parámetros numéricos para construirlo, parámetros que derivan de los usados por Ptolomeo.

AVENZOAR

Abu Marwan Ibn Zuhr, médico, filósofo y poeta andalusí, nacido en el 487/1092 en Peñaflor, cerca de Isbiliya (la Sevilla musulmana), muerto en Sevilla en el 557/1161-1162, fue conocido en la Europa medieval con el nombre latinizado de Avenzoar.
De este modo, Avenzoar vivió en una época convulsa, el S. XII, en el que se sucedieron en el gobierno de al-Ándalus dos dinastías enfrentadas, los almorávides y los almohades.
Sus antepasados se habían consagrado a la práctica y estudio de la medicina en al-Ándalus durante casi un siglo.
Al principio tuvo una vida afortunada cercana a la corte, pero, por motivos que se desconocen, cayó en desgracia siendo encarcelado en Marrakech, la capital almorávide, en donde pasó más de diez años, aunque podía seguir ejerciendo la medicina. Estas condiciones duras le permitieron estudiar enfermedades y epidemias con las que no había estado familiarizado antes. Avenzoar es liberado, finalmente, a raíz de la conquista de Marrakech por los almohades en el año 1147, siendo de nuevo llamado a la corte al servicio del califa almohade ‘Abd al-Mu’min, gozando del favor de estos monarcas hasta su muerte.
Cuando al-Ándalus cayó bajo el dominio almohade, Avenzoar regresó a Sevilla donde se dedicó a la enseñanza y al ejercicio de la medicina hasta su muerte.
Fue un médico original que acumuló en sus obras una gran cantidad de experiencias personales. Es uno de los más estudiados en la Europa medieval y tuvo una considerable influencia en la medicina del Renacimiento
Avenzoar no aceptaba totalmente las doctrinas que imperaban en aquel entonces sobre la medicina, atreviéndose a discutir a Galeno, a Avicena. Tenía ideas muy atinadas sobre filosofía, patología, anatomía, en una época en la que imperaban la magia y el oscurantismo.
Como médico, fue autor de numerosas obras de las cuales pocas han llegado hasta hoy:
El Libro del justo medio acerca de la reparación de los cuerpos y las almas, el Kitab al-Iqtisad, (presentado al gobernador de al-Ándalus, Ibrahim ibn Yusuf, en el 515/1121) es un tratado de medicina general que consta de siete capítulos. Esta obra es un tratado de divulgación en el que se habla de enfermedades, terapias, profilaxis, medidas de higiene y cosmética. En él se describen los órganos del cuerpo, las posibles enfermedades y su curación. La última parte engloba temas como la higiene,, los perfumes, los anticonceptivos, etc. Así, julio Samsó nos dice sobre él: Es …una obra de juventud y tiene carácter divulgatorio estando constituido, en buena parte, por un tratado de cosmética (“zina”), término que debe entenderse como el conjunto de conocimientos que permiten la conservación y el embellecimiento de las partes externas del cuerpo por lo que, además de la cosmética propiamente dicha, se ocupa de cirugía y medicina estética (rectificaciones nasales, regulación del crecimiento de los dientes, perforación del lóbulo de la oreja para llevar adornos, etc.), de higiene y, particularmente, de higiene sexual (…). A esa parte se añade la parte propiamente médica, una especie de prontuario destinado al médico formado en las teorías hipocrático-galénicas.12
El Libro de los alimentos y los medicamentos, el Kitab al-agdiya o tratado de dietética (dedicado al sultán almohade ‘Abd al-Mu’min) tiene dos partes: una descripción de las cualidades y defectos de los alimentos y un tratado de profiláctica donde se aconseja sobre el adecuado cuidado del cuerpo para evitar enfermedades. Habla, así, de regímenes alimentarios, de bebidas, de condimentos, de preparaciones culinarias, de reglas de higiene.
Averroes, que fue discípulo y amigo de Avenzoar, alabó su carácter práctico. Así, su criterio metodológico es de orientación empírica. En este sentido, Averroes dice sobre la ciencia de Avenzoar que no era una ciencia teórica sino un modo de sanar. En este sentido se expresa Juan Vernet: Su fama como práctico fue extraordinaria, y el propio Averroes, al fin de su “Colliget”, remite al “Taysir” para todo lo que se refiere a terapéutica.13
Su obra principal fue el Taysir…(Libro de la simplificación de la terapéutica y la dieta), un voluminoso tratado de medicina general y dietética (editado varias veces en latín en siglos posteriores), donde demuestra sus grandes conocimientos de terapéutica, señalando el valor de la experiencia, haciendo una descripción de las enfermedades y de su tratamiento. Aquí resume los conocimientos y experiencias de su vida. Esta obra fue concebida como un manual de enseñanza. Se interesa por el régimen alimenticio de los enfermos, el instrumental médico, la preparación de alimentos. Trata también de las enfermedades de los riñones y los cálculos de vejiga.
En la presente obra se describen por primera vez la práctica de la traqueotomía, los abscesos e inflamación del pericardio, la alimentación artificial por el esófago o el recto. Ésta es su obra más original y la que le ha hecho estar presente entre los grandes nombres de la historia de la medicina, y que fue traducida al latín por Paravicini (1280).
Parece que Avenzoar intentó que esta obra consiguiera ser un término medio entre una medicina teórica y otra práctica, pero un inspector desaprobó la obra porque consideraba que sólo podría serle útil a quien tuviera conocimientos médicos. De este modo, Avenzoar pasó a elaborar su obra al-Yami, en la que, simplemente, puso por escrito todo lo que debe saber el enfermo y las personas que lo rodean. Ibn Sur quiso proporcionar a los médicos un buen tratado práctico de terapéutica tras el cual existiera una buena formación teórica de un hombre que, como él, conocía perfectamente la obra de Hipócrates y Galeno (…). La visita del inspector truncó sus esperanzas y el resultado fue la redacción del “Yami”. Ambas obras se encuentran, pues, unidas en su origen y la tradición medieval europea consideró el “Kitab al-Yami” (“Antidotarium”) como una especie de apéndice del “Taysir” y, de hecho, la edición crítica moderna de este último libro incluye también el “yami”.14
De este modo, el Taysir es un magnífico manual para un médico práctico y tiene un contenido médico mucho mayor que el Kitab al-Yami, que es, sobre todo, un recetario de medicamentos.
Además descubrió la causa de la sarna o escabiosis, enfermedad de la piel causada por un ácaro parásito, el arador de la sarna (sarcoptes scabiei) que él descubrió.
Desarrolló la práctica de la traqueotomía, aplicó métodos de disección, primero en animales y después en humanos, demostró la presencia de sangre en el organismo. Fue el primero en establecer los fundamentos científicos de la otitis. Hizo, además, adecuadas descripciones sobre la meningitis, la tromboflebitis intracraneal y sobre algunos tumores. También trató temas como las úlceras de estómago, el paludismo, la fisiología del útero… Utilizó la anestesia por inhalación.
Sus escritos, rápidamente traducidos al latín, tuvieron una difusión inmediata además de una gran permanencia en el tiempo, ya que su obra fue utilizada hasta el S. XVII.

AVERROES

Abu al Walid Muhammad Ibn Rusd, conocido en el mundo latino como Averroes, nació en Córdoba en el año 520/1126, es decir, durante la etapa almorávide andalusí, en el seno de una familia de magistrados. Su padre, cadí de Córdoba, le enseñó jurisprudencia musulmana. Ejerció como cadí en Sevilla regresando, años más tarde, a Córdoba, después de haber sido asignado a la corte califal como médico del califa de Córdoba y para ser, posteriormente, nombrado juez mayor de Córdoba.
Fue el médico del califa almohade de Marruecos y de la España islámica después de la invasión de los almohades, Abu Yaqub Yusuf pero, en los últimos años de su vida, perdió el apoyo del califa y cayó en desgracia, siendo exiliado a Lucena, la antigua ciudad judía de al-Andalus, cerca de Córdoba, y sus libros de filosofía quemados, ya que un edicto los denunciaba como peligrosos para el Islam (según Averroes, la razón prima sobre la religión). Así, muchas de sus obras se han perdido definitivamente, conociéndose la mayoría de ellas a través de traducciones en hebreo y latín.
Murió, poco después de ser restituido y de que el califa le permitiera regresar del exilio, en Marruecos en el año 595/1198.
Se interesó por todos los campos del saber como Filosofía, Teología, Matemáticas, Física, Astronomía, Derecho, Medicina, Poesía, teniendo un profundo conocimiento del pensamiento griego antiguo
La mayor parte de su obra son explicaciones, comentarios y críticas de interpretaciones de filósofos anteriores, aplicando las normas del sabio oriental, de finales del S. X-principios del S. XI, Ibn al-Haytam, que mantenía que había que analizar los textos desde todos los puntos de vista, no debiendo estar prevenido ni a favor ni en contra de lo que se lee. En este sentido se expresa Juan Vernet: …tuvo la inteligencia y audacia suficientes como para no seguir a ciegas y sin motivos a nadie, ni al propio Aristóteles. En este aspecto no puede hacerse caso alguno a la afirmación de Ibn Sab’in de que, si Aristóteles hubiera afirmado que un individuo puede estar de pie y sentado al mismo tiempo, Averroes también lo hubiera sostenido.15
Abordó la Filosofía a través de las ciencias jurídicas, interesándose por las divergencias existentes entre escuelas jurídicorreligiosas.
Su pensamiento, aunque musulmán, se basa en el Organon de Aristóteles, escribiendo comentarios sobre la obra de este filósofo. Trata sobre la armonía entre religión y Filosofía, intentando definir con claridad las relaciones entre ambas. En su obra Destructio destructionis (Tahafut al-tahafut) ataca a al-Gazali, el cual aseveraba que la filosofía está en contradicción con la religión por lo que sería, así, una afrenta a las enseñanzas de la religión musulmana: …sus doctrinas, no siempre bien entendidas, dieron origen a una colección de fábulas que acabaron convirtiéndole en el prototipo del incrédulo y del ateo. Tal ocurre con las explicaciones que da acerca de la enseñanza de la filosofía. Ésta no puede ser igual para los analfabetos y para los instruidos, ya que cada grupo entiende las verdades de un modo distinto. Así, a la pregunta “¿dónde está Dios’”, los analfabetos responderían que en el cielo; los que tuvieran algunos estudios, que en todo lugar, y los sabios, que en ningún sitio. Anécdotas como ésta contribuyeron en mucho a dar una imagen falsa de un hombre creyente que intentó conciliar la razón con la fe…16
Sus ideas tuvieron gran influencia en el pensamiento de Santo Tomás de Aquino, y sus comentarios de Aristóteles tuvieron gran eco en la Europa medieval, siendo reconocido como un auténtico filósofo, a pesar de que el francés Ernest Renan, en el S. XIX, negara la originalidad de su pensamiento.
En el terreno de la medicina, ciencia musulmana por excelencia, considerada una disciplina altamente técnica y una de las que precisaba largo estudio y entrenamiento, Averroes también destacó en su tiempo, siendo uno de los más grandes médicos de la época, aunque su obra médica ha sido casi olvidada por su fama como filósofo.
Estudió con el médico árabe Avenzoar, y es autor de tratados que gozaron de una gran difusión hasta el Renacimiento y de los que se hicieron diversas versiones al hebreo y al latín. Los textos médicos de Averroes son de dos tipos:
-Obras médicas originales de él: en ellos toca todos los temas sobre medicina que habían tratado los médicos árabes de mayor prestigio. A través de los escritos médicos de Averroes podemos conocer mejor los datos extraídos de la obra aristotélica y galénica, ya que son presentados más esquematizados y ordenados que en los propios originales.
De este grupo de obras se conocen quince textos, entre los que están: Sobre la conservación de la salud, Aserto sobre los diversos temperamentos o el Libro de las Generalidades de la Medicina, Kulliyyat fi-I-tibb, escrito entre 1162-1169. Esta última obra, que consta de siete volúmenes, consagrados a Anatomía, Fisiología, Patología, Semiótica, Terapéutica, Higiene y Medicación, fue muy usada como libro de texto en universidades cristianas como París, Oxford, Roma, Lovaina, etc. La última parte, es decir, la Medicación, concluye con un magnífico elogio del Taysir de Avenzoar.
Las Generalidades de la Medicina fue revisada por Averroes …en su segunda etapa de dedicación al tema, hacia 1194: la primera de estas dos versiones parece ser la que se conserva en el texto árabe de la obra, mientras que la segunda estaría representada por la traducción latina (“Colliget”).17
-Textos realizados para comentar a Aristóteles, Avicena y Galeno: existen nueve títulos relacionados con los Temperamentos, Elementos, Medicamentos, Fiebres, Facultades naturales, etc., de Galeno y un comentario sobre la medicina de Avicena.
En resumen, sus obras constituyen un compendio de los conocimientos árabes en fisiología, patología, diagnosis, materia médica e, incluso, anatomía, rama de la medicina que menor impulso tuvo, ya que la religión musulmana no permitía la disección de cadáveres.
Fue el primero en explicar la función de la retina y en darse cuenta de que un ataque de viruela provoca una inmunidad subsiguiente.
En relación a sus trabajos en medicina Ibn Abi Usaybia en su Historia de los médicos de Occidente dice de él que era un excelente autor y que tenía profundos conocimientos sobre la medicina.
Averroes también es autor de varios opúsculos sobre ética, política, matemáticas y astronomía. Así, por ejemplo, formuló el dogma, sugerido ya por Aristóteles e reiterado posteriormente por Descartes en el S. XVII, de que ninguna curva algebraica puede ser rectificada de una manera exacta.
Averroes trata de desechar, al estudiar el pensamiento aristotélico, toda contaminación platónica, lo que conlleva el rechazo de las ideas de los filósofos árabes de oriente, especialmente Avicena, ya que suponen planteamientos platónicos. Esto, a parte de en filosofía, tiene fuertes consecuencias en ciencias.
Así, en Astronomía va a rectificar conceptos tolemaicos fundamentales (Tolomeo basaba sus razonamientos astronómicos en una idea del mundo platónica) como los de las excéntricas y los epiciclos. Esta crítica de Averroes al sistema tolemaico influyó de una manera decisiva en Copérnico, quien, siglos después, va a revolucionar la Astronomía.

IBRAHIM IBN SAHLI

Nació en Toledo en el S.XI. Vivió en Valencia y después se asentó definitivamente en al-Andalus.
En 1067 construye un astrolabio que aún se conserva en el Museo Arqueológico de Madrid. Este instrumento, construido en latón, sirve para calcular la posición del sol y las estrellas, y también para conocer la latitud y coordenada. Será de gran utilidad y muy usado en la navegación, en la astrología y agronomía, así como para medir el tiempo. Fue un gran invento de la época, y el instrumento más famoso de la Edad Media y Renacimiento.
Ibn Sahli también construyó otro astrolabio que se conserva en el Museo de Historia de la Ciencia de Oxford.
    

ARZAQUIEL

Arzaquiel, cuyo nombre completo era Abu Ishäq Ibrahim Ibn Yahya al-Zarqaliel, nació en Córdoba en el año 1029 y murió en Toledo en el 1087.
Trabajó como herrero, creando instrumentos que otros le encargaban, pero el contacto estrecho mantenido con los sabios de su época y su gran inteligencia, a pesar de haber sido analfabeto, le permitió crear instrumentos de gran precisión y adquirir grandes conocimientos astronómicos, aunque de forma autodidacta. Ello no impidió que se convirtiera en el mayor astrónomo del occidente islámico.
Entre 1061 y 1080 formó parte de un equipo de astrónomos, que conjuntamente crearon las tablas toledanas, en las que podrían determinar fenómenos como las fases lunares, entre otros. Estas tablas fueron traducidas al latín, lo que hizo que influyeran en la astronomía medieval europea.
Su influencia en otros científicos fue tal que, en 1149, Roberto de Chester adaptó estas tablas, llevó la trigonometría a Inglaterra e introdujo la palabra seno en el lenguaje científico.
Otro gran invento fue la fabricación de una clepsidra (dos relojes de agua que medían el tiempo y calculaban las fases de la luna).
     

IBN AL AFLAH

Este autor, conocido también por su nombre latinizado (Geber) vivió en Sevilla entre 1100 y 1160. Desconocemos otros datos de su vida.
Aunque no es uno de los mayores matemáticos, si es uno de los más conocidos, debido a que sus obras fueron traducidas y por lo tanto llegó a ser muy conocido por los matemáticos europeos.
Una de sus obras más conocidas es su crítica al trabajo de Ptolomeo, en un manuscrito conocido como Corrección del Amalgasto.
Dio su nombre a un teorema de trigonometría esférica, además de ser el creador del turquetun, instrumento diseñado para tomar y convertir medidas del horizonte y la elíptica ecuatorial.
     

JALAF IBN MURAD

Conocido ingeniero e inventor que vivió en Andalucía a principios del S.XI.
Su principal legado es el libro de los secretos, tratado sobre relojes y clepsidras.
Se le ha comparado a Leonardo da Vinci por sus múltiples inventos como son: la bicicleta, un equipo para volar, maquinaria de guerra o una escafandra.
    

ABUL QASIM AL ZAHRAWI

Abulcasis nació en el año 936 en Zahara, Córdoba. Es considerado el padre de la cirugía moderna. Fue uno de los médicos más famoso e influyente de su época y siglos posteriores.
De hecho, muchos estudiantes de medicina acudían a él para aprender, ya que sus procedimientos médicos serían la base de la cirugía moderna.
Su mayor contribución es la enciclopedia al-Tasrif de treinta volúmenes, donde se recopilan sus conocimientos médicos y farmacéuticos. De especial interés son los volúmenes que tratan sobre la cauterización, no sólo utilizado en las operaciones sino también en enfermedades internas. En esta obra también es el primero en describir la hemofilia y su origen familiar.
También creó numerosos instrumentos quirúrgicos, como por ejemplo la silla gestatoria. Y fue el primero en usar hilo de seda en las operaciones.
Fue también un dentista experto, capaz de alinear dientes, reparar piezas y reponerlas.
Abulcasis no sólo destacó en la medicina como médico, sino que aplicó la ética a su oficio. Por ejemplo, concedía especial interés a la atención individual de los pacientes para ofrecer un mejor diagnóstico y tratamiento y no dudaba en criticar a sus colegas por sus escasos escrúpulos a la hora de tratar a sus pacientes, ya que algunos eran meros farsantes o charlatanes , cuyo único interés era la fama o dinero en vez del bienestar de los pacientes.

AL-GAFIQUI

Nació en Belalcázar en el S.XII. Estudió medicina con médicos árabes y se basó en las obras de Hipócrates.
Es autor del manuscrito Guía del oculista. Era experto en ungüentos, pomadas y colirios para uso oftamológico.
También escribió una enciclopedia médico-botánica, El libro de los medicamentos simples. En esta obra notamos lo importante que era para al-Gafiqui el conocimiento directo de los minerales y plantas para la realización de medicamentos simples.

ABBAS IBN FIRNAS

Nació en Ronda y fue muy conocido por sus experimentos e inventos. Creó un reloj de agua, desarrolló la técnica de talla del cristal de roca y creó también una esfera armilar para representar los movimientos de los astros. Era un hombre tan culto y versado en tantas ciencias que se construyó un planetario en su propia casa. Pero quizás lo más extravagante que hizo fue la construcción de una máquina para volar que contaba con una ala recubierta de plumas y seda. Este experimento le costó múltiples fracturas y secuelas que lo acompañarían el resto de su vida. Pero esta aventura lo convirtió en el precursor de la aviación, sirviendo de inspiración a futuras generaciones.
Fue el primer maestro en el arte de la música, ya que tenía un dominio total en la técnica musical y en el canto, pero sobre todo destacó en la poesía.
Su reputación de hombre sumamente culto y sabio le permitiría formar parte de los séquitos cortesanos de Abd Al-Rahmnan II y del emir Muhammad.
Murió en el año 887.

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