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martes, 5 de febrero de 2013

El Islam en su esencia




Islam es una palabra árabe. Su significado es, el acto de la resignación a Dios. El radical de la palabra es SLM, pronunciado silm, que significa paz, de donde llega aslama que quiere decir: se sometió, se entregó. Al‑Islam o Islam es la religión que lleva la paz a la humanidad cuando el hombre se abandona a Dios y se somete a Su voluntad. Según el Libro Santo revelado a Mahoma (la paz y bendición de Dios sean con él), es ésta la sola religión verdadera, profesada por todos los Profetas desde Adán hasta Mahoma, el último profeta. Un "Muslim" es alguien que se resigna a entregarse a Dios y por esta actitud profesa la fe del Islam. Un musulmán consecuentemente cree en todos los profetas y no hace diferencia entre uno y otro. También cree que Dios ha enviado Sus profetas a todos los puntos de la tierra para predicar la misma religión; que Su mensaje paró de llegar después de las revelaciones últimas, recibidas por el último Profeta, Mahoma (paz, y bendición de Dios sean con él), y que el mensaje recibido por el último profeta, es el más comprensible y la forma final del mensaje de Dios para el hombre. 

FE, ACCIÓN Y REALIZACIÓN 
Para llegar a ser un musulmán verdadero, tres cosas son necesarias: La Fe, ‑ Acción según esta  fe , - y la Realización de nuestra relación con Dios, como resultado de la actuación y de la obediencia. 
FE. 
La Fe, designada en el Qur'án, el Libro Santo del Islam, como Imán consiste en creer que Allah, (Dios) sólo es merecedor de adoración, y que Mahoma (con él sea la paz) es el Mensajero de Alá, y de prestar testimonio de la precedente convicción. Esto implica:
1) Real existencia, exclusivamente, es la de Alá; el hombre y la creación entera sólo existen porque Alá quiere que así sea.
2) Como no puede haber dos orígenes de creación, ya que Alá sólo es el Creador, ‑ todo de El proviene y hacia El ha de volver. Por lo tanto la creación toda, incluyendo al hombre, es la manifestación del poderío y de la gloria de Alá y entonces de Sus propiedades o atributos.
3) La relación entre el hombre y Alá es la de servidor y Amo. Como el hombre debe hasta su existencia a Alá, ‑ brindando su adoración a alguien que no sea El ‑comete el pecado más grave.
4) Los tres aspectos precedentes de Fe en Alá son realizados por el hombre solamente si éste responde al Mensaje de Alá, y eso es posible si cree en Mahoma (la paz sea con él) en su calidad de Mensajero de Alá.
5) Como mensajero, él es el último y más grande, cuya llegada ha sido anunciada por los mensajeros anteriores, y quien por ende concluyera el proceso de revelación.
6) El es por lo tanto el Ideal Perfecto para la humanidad, el servidor perfecto de Alá, y con esto la manifestación más completa e idealmente más equilibrada de los atributos de Alá.
7) Creer en él, significa creer en todos los otros profetas de Alá.
8) Creer en él equivale creer que el Corán contiene todas las revelaciones enviadas a la humanidad por su intermedio, que estas revelaciones nos proveen de una guía y que nos corresponde adorar a Alá siguiendo estas revelaciones en consonancia con el método que nos prescribió Mahoma (la paz sea con él) y pues en conformidad con sus dichos y costumbres, conocidos como Hadith o Sunnah.
9) De creer en él, también supone de creer en los portadores de este mensaje, los ángeles, evocados en el Corán como funcionarios. 

ACCIÓN 
Expresado en árabe por la palabra 'A mal, es la manifestación en nuestras acciones, hasta donde somos realmente servidores de Dios. Puesto que la acción necesita de leyes y reglamentos según cuales organizamos nuestro comportamiento individual y social, las revelaciones y la incorporación física efectiva de estas revelaciones en las acciones del Profeta (la paz sea con él), proveen ambos: la basis y la estructura de la Ley de conducta humana, conocida como Shar7ah. Descontando Imán (la Fe) constituyendo el pilar central soportando la estructura entera, los otros cuatro pilares en los cuatro ángulos son: La Oración (Salát); ‑ El Ayuno (Sawm); ‑ La Caridad (Zakút) El Peregrinage (I/ajj).
Un musulmán ha de rezar cinco veces por día; antes de la salida del sol, entre mediodía y la tarde, durante la tarde, inmediatamente después de la puesta del sol y durante el tiempo que dura el crepúsculo, y justo antes de acostarse. Esto significa que él no puede ser olvidadizo de su dependencia de Alá y recordándose de ella, se beneficia de sustento, de iniciativas nuevas y de fuerza.
El ayuno durante un mes lunar del año cada día desde la salida hasta la puesta del sol, en el mes de Ramadhán. Físicamente, él no come, fuma, toma y no tiene relaciones
sexuales. Spiritualmente, se abstiene de todo pensamiento, de toda acción o expresión vi¡. En otros términos, él trata de realizarse a sí mismo realmente, esforzándose de concretar en su propio ser algunos aspectos del carácter divino.
La Caridad (ZakÚt) implica que todo cuanto aparentemente el musulmán posee, en realidad apartiene a Alá, y por lo tanto, a alguien en la necesidad le corresponde su parte; y él debe, contento y voluníariam ente, ayudar a particulares y a la sociedad, cuando éstos se hallan en algún apuro. Ya que la humanidad nunca ha sido libre de alguna forma de necesidad; una cantidad anual es fijada sobre la ganancia y el ahorro de cada cual.
Peregrinaje a la Meca implica la suspensión temporaria de toda actividad mundana del hombre y la realización de si mismo como un alma desnuda en la presencia de Alá Solo. Esto también simboliza la unidad de la Ummah comunidad musulmana y la unidad de la humanidad.
Estos cuatro juntos están íntimamente ligados con todos los demás aspectos del comportamiento del hombre, tanto individual como social. Siguiéndolos y viviendo de este modo una vida de dedicación completa a la voluntad de Allah, un hombre llega a ser un Musulmán verdadero.
Un musulmán es alguien cuyo enfoque de la vida es penetrado de este conocimiento. El es adicto a los valores de la vida dados por el Corán y la Sunnah. El trata de vivir conforme a la guía proporcionada por Dios. y Su Profeta, y se esfuerza a promover el mensaje del Islam por sus palabras y acciones. Esa forma de esforzarse es conocida como Y¡húd, significando el empeño o la lucha en la vía de Dios. Ello consiste en ejercitarse uno mismo al extremo para seguir personalmente las enseñanzas del Islam y de trabajar en pro de su establecimiento en la sociedad. Yihád ha sido descrito en el Corán y la Sunnah como el corolario natural de estos pilares de Fe.
Dedicación a Dios implica dedicación a sacrificar tiempo, energía y fortuna para promover la causa justa. A veces
resulta necesario de entregar su vida para preservar la Religión. Yihád implica disposición de dar todo cuanto uno posee, incluso su vida, por la causa de Alá.
Esta lucha en la senda de Alá, con Imán como luz conductora y el esquema de 'amal (acción) como sistema y estructura, tiene las implicancias siguientes:
1) El hombre es responsable ante Alá por todo lo que hace. Alá va a juzgarle en el Ultimo Día (de Juicio) y enviarle sea al Cielo, un estado de existencia llevando a bendiciones ulteriores, sea al Infierno, un estado de sufrimiento por cuyo medio Dios purifica el alma humana.
2) Eso implica que la vida del hombre no termina con su muerte en este mundo. El tiene vida después de fallecer.
3) Por eso, toda la acción del hombre tiene que ser organizada de tal modo que él no tenga que sufrir en la vida después del fallecimiento.
4) Esta organización de acción dentro de este mundo implica la organización de todas las facetas de la existencia humana, individual y colectiva, llegando a lo educacional, económico, político y social. La Shar‑iah nos provee de las pautas, las reglas de conducta externa.
5) Lo que quiere decir que el hombre, es libre en su voluntad, su elección y su actuar. 

REALIZACIÓN 
La realización de la relación del hombre con Alá es un aspecto espiritual conocido en árabe como ihsán, que el Profeta Mahoma (la paz sea con él) explicaba de la manera siguiente: "Ustedes deben adorar a Alá como si lo estarían viendo; porque El, sí, os ve ‑ aunque Ustedes no pueden ver
a El." (según Bujári y Muslim). Esto significa que toda acción debe ser ejecutada con la vista puesta en Alá. Y si no hallamos esto posible, siempre hemos de tener en cuenta que Alá nos está viendo.
Este reconocimiento es considerado como la base de toda devoción real. Esto significa que el hombre identifica su voluntad con la de Dios, y en lo que a él mismo le atañe, la llevara completamente en armonía con la voluntad divina. Consecuentemente él empieza con querer lo que es apreciado por su Señor, y de aborrecer lo que El desaprueba.
El hombre, entonces, no sólo evita los pecados que Dios no quiere que se extienden en el mundo, sino emplea todas sus energías para borrarlos de la superficie de la tierra. De mismo él no se contenta meramente con adornarse de las virtudes caras a Dios sino se compromete en una lucha incesante para propagarlas y establecerlas en el mundo. El hombre se acerca más a Dios cuando sobresale en este proceso de identificar la voluntad del hombre con la voluntad divina. Ello le habilita de desarrollar la chispa divina dentro de sí mismo y de iluminar todo su ser con ella.
El ejemplo más completo de esta realización es el del Profeta (la paz sea con él). Por medio del recuerdo constante de Allah, por medio del amor a Dios y al Profeta (la paz sea con él), mediante la obediencia a los mandamientos de Allah y de su Profeta, y a través de una lucha constante para promover el bien y de suprimir el mal, el hombre puede llegar a la cercanía de Allah. El contacto con, y la dirección de aquellos que consiguieron esta cercanía de Allah ayuda al resto de la humanidad de alcanzar a esta misma cercanía y de estar activo en espíritu y por lo tanto de no realizar mecánicamente la acción individual y colectiva, sino con una devoción brindada de corazón y por amor a Alá Solo.
Tal realización es la basis de la piedad. Esta piedad es la fuente de la honradez que es considerada por el Islam de ser el núcleo de la acción justa. Las personas que, mediante Imán,
'ama¡ y Ihsán, constituyen símbolos vivientes de la rectitud,
representan al movimiento de reforma establecido por el Profeta (con él sea la paz) en vista de reedificar la vida humana y llevarla a la armonía con la conducción divina. Tales personas hacen recordar al resto de la humanidad el real significado de la sumisión del hombre a la voluntad de Alá. Y una sociedad realizando estos valores en su vida colectiva sería esta sociedad ideal que el Islam quiere establecer por el bienestar final del hombre. (Falah) 

EL HOMBRE COMO REPRESENTANTE DE DIOS EN LA TIERRA 
Según el Islam, cuando los mencionados tres ‑ fe, acción y realización ‑ se hallan en armonía perfecta, el hombre demuestra el hecho de ser el vice‑gerente de Dios en la Tierra. Aunque el hombre deriva toda cosa de Alá, es él la manifestación más completa de los atributos de Alá y como tal, es el representante de Alá en Tierra. La creación entera está potencialmente bajo su dominio. Por eso, el Islam no establece límite alguno al conocimiento, autoridad y poder del hombre, exceptuando la limitación fundamental: que todos ellos son derivados y por tanto el hombre no es autosuficiente.
Alá puede quitarle su poder todas las veces que El quiere. Por lo tanto, el Islárn enseña la santidad de la personalidad del hombre, otorga derechos iguales a todos sin distinción de color, sexo o idioma y somete al más encumbrado y al más humilde, al más rico y al más pobre, al rey como al plebeyo ‑ a la soberanía de Alá; y al mismo tiempo concede al hombre la más amplia iniciativa que se puede imaginar para actuar en la senda de la realización propia, hasta en el manejo de la autoridad de Dios sobre la creación. 

DIOS, CONDICIÓN DE PROFETA, EL CORAN Y LA TRADICIÓN 
El Islam, consecuentemente, manda al hombre:
1) de creer que Dios es UNO SOLO, Omnisciente y Omnipresente; El no procrea ni ha sido procreado.
2) de creer además que el hombre es vice‑gerente de Dios en la Tierra y que goza de la libertad de elección.
3) de creer asimismo que, teniendo libertad de elección, puede extraviarse y por lo tanto necesita de una guía de tiempo a otro para que sepa como habrá de realizar su propia real grandeza, y por eso Dios le destinaba sus mensajeros, desde Adán hasta Muhammad (con él sea la paz).
4) de actuar según este mensaje conservado en pureza sin alteración alguna, en el Corán quien pide del hombre de seguir al Profeta (la paz sea con él) como su ideal supremo.
5) de enterarse de y de actuar conforme a este ideal conservado en colecciones de dichos del Profeta (la paz con él esté) y de los relatos de sus actuaciones la Sunnah, o las Tradiciones del Profeta. 

EL ISLAM Y LAS OTRAS RELIGIONES 
El Isláni no niega la Verdad a otras religiones, pero declara que secuaces ulteriores han adulterado esta Verdad por sus propias invenciones y esto era el motivo por el cual Dios envió al Profeta Muhammad (con él sea la paz) para purificar la religión de Dios. Todas las religiones manifiestan algunos aspectos de la misma Verdad, pero el énfasis puede variar de acuerdo a la necesidad del hombre de un período, una época o raza. El Islárn es la religión para todos, y siendo la manifestación más comprensible de esta Verdad, provee de una vía completa y de un equilibrio perfecto.
El segundo hecho tocando a la relación con otras religiones es la cronología que establece el Corán. El Islam es de la línea de todas las religiones cuyos profetas apartenecian a la familia
de Abrahán. La tradición judaica que empezaba con Ishúq (lsaác), hijo de Abrahán, llegó a término con Cristo, quien era el último profeta en esta rama familiar. Muhammad (la paz sea con él) era descendiente de lsma'il Qshmaé1) el otro hijo mayor de Abraltán. A los profetas de otros linajes ha sido aludido en el Corán pero no se ha referido a ellos, exceptuando a Núlt (Noé), como de ejemplos. Sin embargo, como claramente expresa el Corán, que no existe ni una sola morada humana en la faz de la tierra, donde no haya surgido un profeta y a donde Dios no haya destinado Su Mensajero para guiar a su gente, un musulmán no puede denegar Verdad a las religiones que no apartienen a esa tradición. Todo lo que puede señalar es la adulteración de esta Verdad, la mezcolanza de la palabra de Dios con la palabra de hombre, su no‑conservación en su forma original. 


LA PERSPECTIVA HISTÓRICA 
El Profeta Muhammad (la paz sea con él) nació en la Meca en 570 D.C. El vivía una vida pura y sencilla y era respetado por su pueblo como una persona honorable y digna de confianza. A menudo visitaba una caverna en los cerros Núr, en las afueras de la Meca, y allí quedaba en oración y meditación.
Allá también ocurrió que a los cuarenta años tuvo su primera revelación y su instrucción para predicar. Era perseguido severamente por sus conciudadanos. Cuando éstos se aprontaron para matarle, en la Meca. Dios le ordenaba de emigrar hacia Medina, donde fue establecido el primero estado musulmán. En la época de su fallecimiento, en 633 D.C., toda Arabia había aceptado el Islam; los Emperadores de Bizancio y de Persia, a quienes Libia sido enviado el Mensaje, atacaron y fueron rechazados por este estado, y una ola nueva de revolución creativa se extendió por Arabia toda entera y se aprontó a propagarse hacia mucho más allá de ella.
Bajo el reino de los primeros cuatro Califas, que eran de los compañeros más íntimos del Profeta, y combinaban en ellos
mismos el conocimiento textual y la autoridad espiritual, fueron aplastados y conquistados los imperios bizantino y persa, y el Islam se extendió gradualmente hasta la India y la China, en Asia; hasta Marruecos, en África, y hasta España y Cecilia, en Europa. Actualmente hay 750 millones de musulmanes en el mundo; unos 550 millones en 50 estados musulmanes o en tales estados con mayoría musulmana, y alrededor de 200 millones en el resto del mundo. En Europa hay en la actualidad entre 25 y 30 millones de musulmanes, con presencia significativa en casi todos los países europeos, sean comunistas o no‑comunistas.
En el pasado, los musulmanes contribuyeron de manera significante en cualquier campo de la cultura y civilización humana. En el contexto de la crisis cultural de nuestros tiempos presentes, el Islam ofrece una bases diferente para el desarrollo de la personalidad humana la organización de la cultura humana y de la sociedad.

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