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jueves, 7 de marzo de 2013

Sionistas cristianos y sionismo cristiano




As-salam aleykum en esta publicacion trataremos lo que es el sionismo cristiano y los sionistas cristianos.





El nuevo movimiento proisraelí en Estados Unidos
El CUFI: 50 millones de evangelistas partidarios de Israel
por Thierry Meyssan*




En un país cuyos ciudadanos abandonan los partidos políticos para integrarse a las iglesias evangélicas, el condicionamiento de la opinión pública empieza por la manipulación de los creyentes. Paralelamente a la preparación de la ofensiva contra el Líbano, el Pentágono y el ejército israelí montaron el CUFI, una federación que reúne a los cristianos sionistas y cuyo objetivo es transformar a 50 millones de adeptos de las iglesias evangélicas en militantes a favor de la guerra.

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18 de agosto de 2006

Desde
París (Francia)



Todas las versiones de este artículo:

français

Países
Estados Unidos

ONG
Christians United for Israel

Temas
Iglesias y sociedades secretas
Neoconservadurismo, racismo


Reunión de Christians United for Israel (CUFI). El reverendo John Hagee durante el mitin previo a la formación del CUFI (7 de febrero de 2006). Con vistas a garantizar el apoyo de la opinión pública estadounidense a la guerra contra el Líbano –y probablemente contra Siria e Irán–, el Pentágono y Tsahal [ejército israelí] crearon, a finales de 2005, una estructura proselitista encargada de movilizar 50 millones de adeptos de las iglesias evangélicas.

El eje central de la operación consistió en integrar a los líderes de estas a una estructura ideológica única que responde al nombre de Christians United for Israel(Cristianos Unidos por Israel – CUFI). La función de este nuevo grupo no es reemplazar al AIPAC (American Israel Public Affairs Committee) [1] en lo referente al cabildeo dentro de la clase dirigente sino propagar la teología sionista en el seno de las iglesias evangélicas y más allá para que la mayoría de los estadounidenses perciba el apoyo a las ofensivas israelíes como un deber religioso.

En enero de 2006 se publicó un libro que causó sensación, Jerusalem Countdown: A Warning to the World... the Last Opportunity for Peace (El conteo inverso de Jerusalén: una alerta para el mundo... la última oportunidad para la paz) [2]. Este volumen obtuvo inmediatamente, y mantuvo durante tres meses, las mejores cifras de venta en los supermercados estadounidenses.

Trataremos de resumir el contenido de este libro sin por ello perder en profundidad. En él se afirma que Irán es un país dirigido por fanáticos que quieren borrar a Israel del mapa lanzando una bomba atómica sobre Jerusalén. Después de la invasión de Israel por musulmanes y rusos, Estados Unidos tendría que librar una segunda guerra por el control de Israel contra China y la Unión Europea. Esa guerra daría lugar al surgimiento del Anticristo [3] bajo la forma de presidente de la Unión Europea. Finalmente, una terrible guerra atómica pondrá fin a ese ciclo. La batalla decisiva tendrá lugar en Meggido (Armagedón). Radiante, Cristo podrá entonces volver a la tierra para recompensar a quienes creyeron en él. Por suerte, el ejército israelí y el Pentágono pueden hacer que la balanza se incline del lado correcto mediante una intervención preventiva, recurriendo incluso a la utilización de nuevas bombas nucleares tácticas. Así que la solución consiste en ir a la guerra sin más dilación.

El autor de este best-seller de índole militar y religiosa es el pastor tejano John Hagee, nueva vedette del cristianismo sionista [4].


Banquete de inauguración del CUFI, 18 de julio de 2006. Orígenes del cristianismo sionista
Históricamente, el sionismo es un fenómeno cristiano desde mucho antes de ser judío. Los cristianos sionistas se creen un segundo pueblo elegido y piensan que su destino está ligado al del pueblo judío. Para ellos, el regreso de Cristo se producirá únicamente cuando los judíos se hayan reagrupado en Palestina. Para propiciar el fin de los tiempos tendrían por tanto que volver a crear un Estado para los judíos sin tener miedo a provocar cataclismos apocalípticos.

El primer jefe de Estado que pretendió convertir su país en un segundo Israel y llamar a la creación de un Estado judío en Palestina fue el puritano inglés Oliver Cromwell, en el siglo XVII. Luego de la restauración de la monarquía sus seguidores fueron expulsados del reino o huyeron a Irlanda del Norte y los Países Bajos. Más tarde fundaron colonias en África austral y en América. Pero esa corriente político-religiosa no desapareció del todo en Inglaterra. Incluso encontró una nueva forma de expresión en el primer ministro de la reina Victoria, Benjamín Disraeli, quien constituye hoy la principal referencia histórica de los neoconservadores. Sin embargo, los rabinos fueron siempre enérgicamente opuestos a la creación de un Estado judío. 
En el siglo XII los rabinos rechazaron incluso una proposición del rey Saladín el Magnífico, y, en ese sentido, no cambiaron de opinión en mucho tiempo [5]. 
Los cristianos sionistas tuvieron que esperar hasta el siglo XIX y la aparición del nacionalismo de Theodor Hertzl para encontrar al fin judíos secularizados que apoyaran sus planes.

Como demostró Jill Hamilton, la decisión de crear en Palestina un «hogar nacional judío» tomada por Llyod George y Lord Arthur James Balfour en 1917, que dio lugar a numerosas justificaciones retóricas, no es más que la culminación del acercamiento entre cristianos sionistas y nacionalistas judíos [6].

Esa alianza enfrentaba, sin embargo una contradicción: el antisemitismo cristiano. En efecto, los cristianos sionistas afirmaban que en el último momento los judíos tendrían que abrazar la fe de Cristo o serían arrojados al infierno. O sea, el buen judío sería el judío convertido al cristianismo. Como quiera que sea, los intereses coincidentes a corto plazo se antepusieron a ese tipo de consideración y llegaron a convertirse en política.

Durante la Guerra de los Seis Días (1967), Israel tomó conciencia del peso electoral de las sectas evangélicas sionistas en Estados Unidos y comenzó a financiar al líder de estas, el pastor Jerry Falwell, cofundador de la Moral Majority [7]. En 1978, Falwell fue invitado a plantar árboles en la «Tierra prometida» y dio su nombre a un bosque. En 1979, el gobierno israelí le ofreció un jet privado para contribuir a su ministerio religioso. En 1980, el primer ministro Menahem Begin le hizo entrega solemne de la medalla Zeev Jabotinsky, que lleva el nombre del pensador de extrema derecha que le sirvió de mentor y cuyo secretario no era otro que el padre de Benjamín Netanyahu.

Esa alianza se institucionalizó en septiembre de 1980. En ocasión del voto de una resolución del parlamento israelí que proclama Jerusalén como capital de Israel, lo cual constituye una franca violación del derecho internacional, Begin financia la creación de la Embajada Cristiana Internacional de Jerusalén (International Christian Embassy Jerusalem). Este organismo desarrolla el turismo evangélico y recoge fondos entre los peregrinos para financiar la inmigración judía. Para facilitar las cosas, el mismo organismo abre un «consulado» en cada Estado de los Estados Unidos.

En agosto de 1985, la Embajada organiza con las autoridades del régimen del apartheid el primer Congreso Mundial de Cristianos Sionistas [8]. El congreso tuvo lugar en Basilea (Suiza) en la misma sala en que Theodor Herzl había creado el movimiento judío sionista 98 años antes.

En octubre de 2003, los cristianos sionistas sellaron su alianza con los neoconservadores en el marco de la Cumbre de Jerusalén, en presencia de Ehud Olmert y de Benjamín Netanyahu [9]. 
Finalmente, el 5 de enero de 2004, el buró de la Cumbre de Jerusalén creó un grupo ad hoc de 14 miembros del parlamento israelí bajo el nombre de Christian Allies Caucus [10].

Todas estas operaciones se han desarrollado con ayuda de la Fellowship Foundation, organización particularmente discreta que supervisa y financia desde el Pentágono una pléyade de iglesias evangélicas a través del mundo [11].

La teología de las dos alianzas
La originalidad del pastor John Hagee consiste en haber conciliado la fe evangélica con la realidad del Estado de Israel. Ya en 1988, Hagee afirma que los judíos que observen la Ley de Moisés alcanzarán la salvación sin tener que convertirse al cristianismo. En eso consiste la «teología de las dos alianzas», según la cual Dios hizo pactos diferentes con sus dos pueblos elegidos, los judíos y los evangélicos. Al principio, el reverendo Hagee fue rechazado por Jerry Falwell. Más tarde fue reintegrado al concierto de los cristianos sionistas para convertirse en su actual vocero [12]. Esta trayectoria y su innovación ideológica lo convirtieron en el hombre ideal para transformar el movimiento cristiano sionista en un grupo de influencia de masas a favor de Israel.

El senador Rick Santorum de dirige a los miembros del CUFI. El 7 de febrero de 2006, el reverendo John Hagee dirige en Texas un encuentro de 400 pastores evangélicos estadounidenses con vistas a la creación de una federación de cristianos sionistas. 


Simultáneamente crea con la Embajada Cristiana JP Christian Edition una revista bimestral que se distribuye como suplemento del Jerusalem Post. El Post es un diario neoconservador cuyo director, Aviv Bushinsky, fue consejero de relaciones con la prensa y vocero del primer ministro israelí Banjamin Netanyahu. El suplemento mezcla artículos sobre el parque de atracciones evangélico de Galilea y sobre la amenaza que representan Irán y sus brazos armados, Hamas y Hezbollah. 

También denuncia a los universitarios europeos que analizan la Biblia dentro de su contexto histórico-social y que hablan del Israel bíblico como un mito.

Lejos de constituir un impedimento para su nueva misión, el extremismo del reverendo Hagee atrae a los miembros del Likud en la medida en que el reverendo escribió un elogio del asesinato de Yitzhak Rabin, al que considera culpable de haber vendido a vil precio la «tierra prometida» [13]

La federación de cristianos sionistas nace durante un banquete de 3 500 pastores y responsables evangélicos organizado en el hotel Milton de Washington... el 18 de julio de 2006, o sea cinco días después del inicio de la ofensiva israelí contra el Líbano. La Providencia hace las cosas tan bien que el evento de Washington sirve de marco a una movilización de todas las organizaciones evangélicas a favor del ejército israelí. 

Además del pastor Jerry Falwell pasan por la tribuna varios congresistas estadounidenses (los senadores Sam Brownback, John Cornyn, Kay-Bailey Hutchison y Rick Santorum así como el representante Henry Bonilla), el embajador de Israel Daniel Ayalon y el ex jefe de Estado Mayor, general Moshé Yaalon. La nueva federación toma el nombre de Christian United for Israel (CUFI) [14].

De paso, los congresistas miembros del CUFI crean dentro de la Cámara de Representantes un Israel Allies Caucus que será el interlocutor del Christian Allies Caucus anteriormente creado en el seno del parlamento israelí. El Israel Allies Caucus es copresidido por el republicano Dave Weldon y por el demócrata Eliot Engel [15]. Grupos parlamentarios similares están siendo creados en Filipinas y Corea del Sur.

Aunque el reverendo John Hagee es un exitoso predicador que dirige un pequeño imperio de la comunicación, no es él la cabeza pensante del CUFI. Quien dirige la federación de los cristianos sionistas es David Brog, asistente parlamentario judío sionista y primo del ex primer ministro israelí Ehud Barak. Aunque hay entre sus miembros varios congresistas demócratas, el CUFI se dirige casi exclusivamente a los republicanos. 

Son bien conocidos los estrechos vínculos que existen entre la Casa Blanca y el CUFI, que desempeñó un importante papel en la adopción por el Congreso estadounidense de una resolución de condena contra «los recientes ataques contra el Estado de Israel, considera a los terroristas y los Estados que los apadrinan responsables de esos ataques y apoya el derecho de Israel a la autodefensa» [16]. Texto redactado por el AIPAC y adoptado por 410 votos a favor y ocho en contra en la Cámara de Representantes y por unanimidad en el Senado. Al mismo tiempo, el CUFI y el Israel Allies Caucus convencieron a 115 representantes para que escribieran al presidente Bush exhortándolo a reforzar las sanciones contra Siria.

Fue David Brog el que lanzó la expresión «dolores del parto» al referirse a la remodelación del Gran Medio Oriente citando el Evangelio según Mateo, Capítulo 24. De las guerras actuales surgirá un nuevo mundo. ¿No fue Jesús quien dijo «Muchos vendrán invocando mi nombre y dirán “Yo soy Cristo” y engañarán a muchos? También tendréis que oír hablar de guerra y de rumores de guerra, pero no os alarméis porque eso tiene que suceder, aunque no será todavía el fin. (…) Y todo ello no hará sino comenzar los dolores del parto». 

Esta expresión la retomó Condoleezza Rice para que los evangélicos se sumaran a la política de los neoconservadores [17].

«Israel hace nuestro trabajo y actúa a favor de los pueblos libres. Sus enemigos son los mismos que los enemigos de Estados Unidos. Se trata de una batalla que forma parte de una guerra más amplia, la que se libra contra la civilización judeocristiana de las fuerzas del Bien contra las del Mal. (…) Israel está en la línea del fuego de la guerra contra el terrorismo y no podemos hacer otra cosa que apoyarlo», declaraba David Brog a la AFP hace unos días [18].

El trabajo de David Brog consiste principalmente en acercar los judíos a los cristianos sionistas haciendo olvidar siglos de antisemitismo cristiano [19]. Nada fácil en un país que hace dos años aplaudía un film de Mel Gibbson, La pasión de Cristo, que señalaba a los judíos como deicidas [20]. En mayo de 2006, Brog publicó un ensayo Standing with Israel: Why Christians Support Israel (De pie con Israel: por qué los cristianos apoyan a Israel) [21]. En este ensayo Brog se toma libertades con la Historia al afirmar que ambos pueblos se reconciliaron cuando Estados Unidos venció al III Reich y votó por la creación del Estado de Israel.

El editor cristiano Steve Strang, el rockero Pat Boone y el pastor Jerry Falwell en la reinión del CUFI. Impacto del CUFI
El pastor John Hagee dispone de medios de comunicación excepcionales. Dos veces al día produce un talk-show transmitido por una de las tres grandes redes mundiales evangélicas de televisión, la Trinity Broadcast Network (TBN). Transmitido al mundo entero vía satélite, ese programa se ve en 92 millones de hogares estadounidenses. La TBN siempre ha mantenido vínculos con Israel y estuvo ligada al gobierno sudafricano en la época del apartheid [22]. El reverendo Hagee cuenta también con la editora de su amigo Steve Strang que edita la publicación mensual Charisma.

Noviembre 2004, John Hagee entrega dos cheques de un millón de dólares cada uno para los niños israelíes y judíos inmigrantes. John Hagee no tiene problemas financieros. En el año 2000 compró en Bracktteville (Texas) un rancho administrado por la Texas Israel Agricultural Foundation que le costó 5,5 millones de dólares. Allí recibe a sus amigos, cuyos aviones aterrizan en su aeropuerto privado. En 2001, el salario de este predicador bendecido por Dios se elevaba a 1,25 millones de dólares [23]

Kevin Phillips, considerado uno de los mejores expertos en sociología electoral de Estados Unidos, asegura que la administración Bush se basa en el apoyo de tres grupos sociales: la burguesía petrolera, los fieles evangélicos y los retirados que viven de los créditos [24]. Debido al reemplazo del predominio del partido republicano por el de las iglesias evangélicas, las evoluciones teológicas se hacen determinantes para la política de Washington.

Es temprano aún para afirmar que el CUFI ha alcanzado su objetivo. Sin embargo, ante los hechos que ensangrientan el Líbano, el 68% de los estadounidenses declara en los sondeos que se sienten espontáneamente cercanos a Israel y el 63% afirma que la administración Bush debe mantener o reforzar su apoyo militar al ejército israelí [25].

Thierry Meyssan

Analista político francés. Fundador y presidente de la Red Voltaire y de la conferencia Axis for Peace. Última obra publicada en español: La gran impostura II. Manipulación y desinformación en los medios de comunicación (Monte Ávila Editores, 2008).
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Office of Interfaith Relations
National Council of the Churches of Christ in the USA

Cristianos norteamericanos contra los cristianos sionistas: 


en: http://www.ncccusa.org/pdfs/christia...eenespanol.pdf




SIONISMO CRISTIANO. ¿Hoja de Ruta a Armagedón?

Stephen Sizer


ISBN: 978-84-936189-3-3 
355 páginas
21’5 X 14’5
Rústica con solapas
Abril de 2009

PVP: 20'00 euros (IVA incluido)


http://www.bosforolibros.com/?q=sionismo-cristiano

Sinopsis

Apenas conocido en Europa, el fenómeno del sionismoi cristiano en Estados Unidos vive en los últimos años un auge cuyas reales dimensiones podemos comprender con una sola cifra: los más de 65 millones de libros vendidos por los 16 volúmenes de la serie Left Behind, de Tim LaHaye y Jerry Jenkins, una ficcionalización de las doctrinas del sionismoi cristiano respecto a Israel y el fin de los tiempos.

Surgido como corriente milenarista en la Inglaterra decimonónica, implantado en los Estados Unidos por el pastor John Nelson Darby y crecido al calor del fundamentalismo evangélico norteamericano, el sionismoi cristiano considera que sólo cuando el pueblo elegido de Israel esté en posesión de todo el territorio comprendido entre el río Éufrates y el río Nilo (Eretz Israel, el Gran Israel, tal como lo recoge el Génesis) tendrán lugar los acontecimientos anunciados por las profecías bíblicas: el Armagedón (la batalla final) y la segunda venida de Cristo para instaurar el Reino de Dios. A falta de datos precisos, los expertos consideran que hay decenas de millones de personas en Estados Unidos que comparten estas creencias. 

El sionismoi cristiano ha jugado un papel histórico determinante en la creación y sustento del Estado de Israel. Este rol se ha reforzado en el curso de las últimas décadas, y en la actualidad continúa desempeñándose de las más diversas formas, desde la presión política en Washington y el adoctrinamiento masivo a través de los medios (véanse los casos de Pat Robertson y del finado Jerry Falwell, o la citada saga de los Left Behind) a la financiación directa de la emigración judía a Israel y de los asentamientos de las ocupadas Cisjordania y Jerusalén Este.

Sionismoi cristiano: ¿Hoja de Ruta a Armagedón?, fruto de la investigación doctoral del teólogo británico Stephen Sizer, se ha convertido en el texto de referencia para todo aquel interesado en conocer el origen y desarrollo histórico del sionismoi cristiano, las razones de su identificación total con el proyecto sionistai del Estado de Israel y su decisiva influencia en el devenir cotidiano del conflicto, tanto en las altas esferas de la administración estadounidense como en su contribución sobre el terreno a las políticas de limpieza étnica y expansionismo israelíes. En definitiva, para entender en gran medida por qué la paz y la justicia parecen aún inalcanzables en Oriente Próximo.

Índice
Prólogo
Prólogo a la edición en español
Prefacio
Agradecimientos
Listado de figuras

Introducción

¿Qué es el sionismoi?
¿Qué es el sionismoi cristiano?
La importancia del movimiento sionistai cristiano
Un análisis crítico del sionismoi cristiano

1. Las raíces históricas del sionismo cristiano
Los primeros indicios: el sionismoi cristiano primigenio
El nacimiento del sionismoi cristiano y su contexto socio-político
Los orígenes del restauracionismo premilenarista histórico en Gran Bretaña
Los orígenes del sionismoi cristiano dispensacional en Gran Bretaña
Lord Shaftesbury y la influencia del restauracionismo en la política exterior de Gran Bretaña
El cristianismo británico y su apoyo político al movimiento sionistai judío
La Declaración Balfour y la implementación del sueño sionistai
El dispensacionalismo y el nacimiento del sionismoi cristiano en Estados Unidos (1859-1945)
El antisemitismoi y el sionismoi cristiano liberal en Estados Unidos (1918-1967)
El sionismoi cristiano evangélico en los Estados Unidos de hoy (1967-2002)
La proliferación y diversificación de las organizaciones sionistasi cristianas
Las raíces históricas del sionismoi cristiano: conclusiones

2. Los fundamentos teológicos del sionismoi cristiano
La Biblia: una hermenéutica literal y futurista
Los pueblos elegidos: la relación entre Israel y la iglesia
El restauracionismo: regreso de los judíos a Sion
La Tierra de Israel: reclamando Judea, Samaria y más allá
Jerusalén: la capital eterna y exclusiva del pueblo judío
El templo: reconstrucción y profanación
El futuro: la escatología del sionismoi cristiano
La singular teología del sionismoi cristiano: conclusiones

3. Las implicaciones políticas del sionismoi cristiano
El pueblo elegido: apoyar el colonialismo israelí
El restauracionismo: facilitar la emigración de los judíos de Rusia y Europa oriental
La Tierra de Israel: apoyar los asentamientos de Cisjordania
Jerusalén: los grupos de presión y el reconocimiento internacional
El templo: identificarse con el sionismoi religioso
El futuro: rechazar los procesos de paz y precipitar el Armagedón
Las implicaciones políticas del sionismoi cristiano: conclusiones

4. Conclusiones
Observaciones acerca de la evolución del sionismoi cristiano
Variantes del sionismoi cristiano
Aspectos constructivos y destructivos del sionismoi cristiano
Evaluación crítica del sionismoi cristiano
El sionismoi bíblico y su alternativa en la teología de la Alianza

Glosario
Apéndice
Bibliografía
Índice de personas
Índice de temas
Índice de referencias bíblicas

El autor
Stephen Sizer (1953, Lowestoft) es doctor en Teología, miembro y antiguo director de la International Bible Society y miembro fundador del Instituto para el Estudio del Sionismoi Cristiano (www.christianzionism.org). En la actualidad ejerce como vicario en la parroquia de Christ Church, Virginia Water (Surrey, Inglaterra).

Asiduo visitante de Oriente Próximo y máxima autoridad internacional en cuestiones vinculadas al sionismoi cristiano y sus implicaciones teológicas y políticas en el conflicto palestino-israelí, Stephen Sizer ha expuesto sus argumentos en buen número de artículos y conferencias –en Oxford, Cambridge, Glasgow, Chicago, Yakarta, El Cairo o Teherán–, cuya culminación es el presente volumen, que sintetiza para el gran público siete largos años de trabajo doctoral en instituciones académicas.

Stephen Sizer es además autor de otros libros: A Panorama of the Holy Land (Eagle, 1998), A Panorama of the Bible Lands (Eagle, 2002), In the Footsteps of Jesus and the Apostles (Eagle, 2004) y Zion’s Christian Soldiers: The Bible, Israel and the Church (IVP, 2007).







Fuente http://www.consuladodeisrael.com/not...-a-Israel.aspx

El porque los cristianos sionistas realmente apoyan a Israel 

POR: John C. Hagee

El apoyo de los cristianos a Israel comienza con la Biblia, es fortalecido por el entendimiento de la historia y perdura debido al compromiso judío-cristiano con los valores democráticos, escribe el Pastor John C. Hagee en The Forward.





Cristianos evangélicos en una marcha a favor de Israel

El 23 de mayo, pastores, ministros y sacerdotes de más de 1,500 iglesias en todos los 50 estados [de Estados Unidos] y de más de 50 países extranjeros dedicarán sus servicios dominicales a enseñar la importancia del apoyo cristiano a Israel.

En ese día –el segundo del [evento] anual Domingo de los Cristianos Unidos por Israel –líderes de la iglesia hablarán a sus congregaciones sobre el pacto eterno de Dios con Abraham y el pueblo judío, incluyendo la promesa de Dios en Génesis 12:3 que Él bendecirá a aquéllos que bendigan a Israel.

Los feligreses aprenderán sobre las tragedias de la historia judía. Los líderes cristianos dirán la verdad sobre nuestra culpabilidad y silencio durante el Holocausto, los progroms y las Crusadas. El mensaje a las iglesias alrededor del mundo será claro e inequívoco: los cristianos jamás otra vez pueden quedarse en silencio frente a las amenazas al pueblo judío.

Los cristianos que atienden a estas iglesias también aprenderán sobre el milagroso establecimiento del moderno Estado de Israel y las amenazas existenciales que éste enfrenta hoy en día. Muchos saldrán de la iglesia con una mejor comprensión de los peligros del programa de armas nucleares de Irán, el terrorismo palestino y la campaña internacional contra la legitimidad de Israel.

Como es el caso para muchos judíos, nuestro apoyo a Israel comienza con la promesa de Dios en la Biblia Hebrea, pero no termina ahí. Los cristianos sionistas reconocen que nosotros tenemos una enorme deuda de gratitud con el pueblo judío. Como yo les he hecho hincapié a mis audiencias cristianas por años: Si ustedes eliminan la contribución judía al cristianismo, no habría cristianismo.

Desde los patriarcas hasta los profetas, desde Jesús y su familia hasta los hombres que escribieron la Biblia, el pueblo judío nos ha provisto de los fundamentos de nuestra fe.

Los cristianos sionistas también reconocen que Israel no es la causa del odio hacia Estados Unidos por parte del islam militante, sino un aliado en la lucha contra el islam militante. Hasta el 11 de septiembre y los acontecimientos que lo siguieron, Israel en gran medida confrontó esta amenaza solo. Y hasta este día la línea de fuego de este conflicto permanece en el patio de Israel.

Pero los cristianos sionistas entienden que Israel es meramente el primer objetivo del islam militante. Aunque los soldados estadounidenses e israelíes no pelean en el mismo campo de batalla, ellos defienden los mismos valores.

Dada la historia del antisemitismo cristiano, yo no estoy sorprendido en lo absoluto que mucho en la comunidad judía sean escépticos hacia el apoyo de los cristianos a Israel. A algunos les preocupa que nuestros esfuerzos estén motivados por un deseo de convertir a los judíos.

Otros postulan que nuestro sionismo está ligado a un esfuerzo para acelerar la segunda venida de Jesús. Pero todos estos argumentos están completamente equivocados. Todo lo que les pedimos a nuestros amigos judíos en que nos conozcan antes de juzgarnos duramente sobre la base de mitos como estos.

Como todas las personas de fe, los cristianos firmemente creemos que nuestra religión es verdadera. Pero nosotros también creemos en la libertad religiosa y tenemos un enorme respeto por la fe judía. La primera regla adoptada por Cristianos Unidos por Israel fue que no habría proselitismo en nuestros eventos. CUFI (Cristianos Unidos por Israel) existe solamente para honrar y apoyar al pueblo judío, nunca para convertirlos.

En cuanto a los otros argumentos, el hecho es que la vasta mayoría de los cristianos sionistas y evangélicos no creemos que haya nada que nosotros podamos hacer para acelerar la segunda venida de Jesús. Nuestra teología es clara en que los humanos son totalmente impotentes para cambiar el cronograma de Dios. Sí, como muchos judíos nosotros creemos que la creación de Israel fue el cumplimiento de una profecía bíblica.

Y como nuestros amigos judíos nosotros también buscamos en las Escrituras para entender lo que puede venir a continuación en los planes de Dios para Su creación. Pero debido a que somos impotentes para cambiar estos planes, los motivos para estar al lado de Israel vienen de otra parte. Son los motivos discutidos al principio [de este artículo].

Otra preocupación que algunos individuos han expresado es que los cristianos sionistas usarán su influencia para interponerse en el camino de los esfuerzos para avanzar en la solución de los dos estados en el conflicto árabe-israelí. Tal alegato muestra un completo desprecio a nuestro expediente. Como muchos partidarios de Israel, algunos cristianos sionistas se han vuelto ciertamente escépticos sobre [la opción] tierra-por-paz frente a los fracasos de esta fórmula en las últimas pocas veces en que fue intentada.

Sin embargo a partir de nuestros hallazgos hace cuatro años, nosotros decidimos que CUFI jamás presumiría decirle a Jerusalem cómo conducir sus asuntos exteriores o domésticos. Nosotros jamás nos hemos opuesto, y jamás lo haremos, a los esfuerzos israelíes para promover la paz.

Nuestro involucramiento en el proceso de paz continuará limitándose a defender el derecho de Israel a tomar decisiones libres de la interferencia o presión internacional –incluyendo la presión de Estados Unidos.

Nosotros no podemos cambiar el pasado. Pero podemos intentar aprender de él. Durante el Holocausto hubo cristianos quienes arriesgaron sus vidas para salvar familias judías. Los cristianos sionistas creen que la tradición de los gentiles justos tiene un importante papel en el mundo de hoy. Nosotros no somos los héroes que ellos fueron.

No tenemos que arriesgar nuestras vidas como ellos lo hicieron. Pero siguiendo su ejemplo, nosotros estaremos con el pueblo judío mientras ellos enfrenten amenazas de un segundo Holocausto por parte de ideologías hermanas a las de Hitler en Teherán o en cualquier otro lado.

El apoyo cristiano a Israel comienza con la Biblia, es fortalecido por el entendimiento de la historia y perdura debido al compromiso judío-cristiano con los valores democráticos. Todo lo que forma la comprensión cristiana del mundo lleva a la misma conclusión: Los cristianos deberían apoyar a Israel porque simplemente es lo correcto.

El Pastor John C. Hagee es el fundador y presidente del Cristianos Unidos por Israel.



(Traducción por el Consulado General H. de Israel en Guayaquil)


Contra el antisemitismo, contra el sionismo 

Cualquier persona que haya levantado la voz contra los crímenes de Israel y a favor del pueblo palestino habrá sido acusada en algún momento de antisemitismo.
David Karvala.

http://www.kaosenlared.net/noticia/c...ontra-sionismo

Cualquier persona que haya levantado la voz contra los crímenes de Israel y a favor del pueblo palestino habrá sido acusada en algún momento de antisemitismo. Este tema produce mucha confusión, y merece una seria consideración. 

Antes de nada, es esencial insistir en la distinción entre el sionismo, como ideología política, y el judaísmo, como religión.

Haría falta la misma distinción entre la ideología bélica de George Bush y las creencias religiosas de la gente cristiana, incluyendo a los creyentes de la Iglesia Metodista a la que Bush pertenece. El hecho de que Bush y su entorno utilicen citas bíblicas para justificar sus acciones (1) no significa que éstas sean una expresión del cristianismo. 

El sionismo utiliza el judaísmo como coartada, pero las dos cosas son muy distintas. Se ha demostrado que Ben Gurion, fundador de Israel, no creía en las justificaciones religiosas para la creación de Israel, sólo las utilizaba (2). Si el sionismo y el judaísmo fuesen lo mismo, sería difícil explicar por qué muchas de las personas más críticas con Israel, como Noam Chomsky, Ilan Pappe, o Naomi Klein, son de origen judío (3). 

Por otra parte, el apoyo incondicional al Estado de Israel —lo que sería una definición aproximada del sionismo— no se limita, ni mucho menos, a la gente judía (4). Sectores del entorno de Bush se declaran explícitamente como cristianos sionistas (5). 

Algunas personas intentan explicar el respaldo a Israel por parte de EEUU y la Unión Europea recurriendo a una supuesta “conspiración judía”. Los que participaron en las movilizaciones contra la guerra de 2003 deberían haber aprendido lo suficiente acerca de los intereses imperialistas en Oriente Medio, de la importancia del petróleo, etc. como para saber que la foto de las Azores no surgió de ninguna “conspiración judía”. Son estos mismos intereses los que explican el apoyo occidental a Israel.

Más allá de las confusiones creadas, el antisemitismo es un problema real, que no debe tomarse a la ligera. 

Argumentar, por ejemplo, que no se puede hablar del antisemitismo contra los judíos, porque los palestinos también son un pueblo semítico, no nos hace avanzar ni un ápice (6). Llámese antisemitismo, judeofobia, o lo que sea, es innegable que ha existido, y existe, en Europa un racismo dirigido específicamente contra la gente judía. Durante la primera mitad del s.XX, fue una de las formas más extendidas de racismo en Occidente; hoy lo superan otras formas —como la islamofobia— pero sigue existiendo y que hay que combatirlo.

En parte debido al éxito del Estado de Israel y de sus defensores al identificar el sionismo con el judaísmo, alguna gente honestamente piensa que la culpa del sufrimiento del pueblo palestino la tienen “los judíos” como tal, lo que es igual que decir que “los cristianos” son los culpables del calvario actual del pueblo iraquí.

Más preocupante, aún existen grupos de extrema derecha que utilizan los argumentos contra Israel para justificar el antisemitismo. No tiene sentido equiparar tales organizaciones fascistas con las organizaciones progresistas pro palestinas. Los fascistas no esconden su odio hacia los judíos, lo proclaman abiertamente, reclamando la figura de Hitler y cosas por el estilo. La izquierda internacionalista, en cambio, siempre ha luchado —con más o menos éxito— contra el fascismo y contra el antisemitismo. En este sentido, no sólo el antisionismo y el antisemitismo no son la misma cosa, sino que en general son opuestos.

No se puede decir lo mismo del sionismo y el antisemitismo. Arthur Balfour, el político británico que firmó en 1917 la declaración a favor de un Estado judío en Palestina, era antisemita. Siendo Ministro del Interior, introdujo la primera ley británica contra la inmigración en 1906, específicamente para cerrar la puerta a los judíos que querían escapar de los pogromos en Europa del este. Su apoyo a la creación de Israel reflejó su deseo de que los judíos fuesen a otra parte.

Para el sionismo, no hay problema alguno en tratar con los antisemitas. Según la lógica sionista, expresada por su fundador, Theodor Herzl, todos los no judíos son irremediablemente antisemitas (7). De ahí que la única solución es un Estado de Israel, apartando a los judíos de los no judíos. Y “los gobiernos de todos los países afligidos por el antisemitismo tendrán gran interés en ayudarnos a obtener la soberanía que queremos” (8). El sionismo intentó llegar a acuerdos con la Rusia zarista, con la Italia fascista e incluso con la Alemania nazi (9). 

Resumiendo, el argumento esgrimido por los representantes de Israel y sus simpatizantes, de que los anti sionistas son antisemitas, es deshonesto, dado que según el sionismo, todos los no judíos son antisemitas, apoyen o no al Estado de Israel.

Más importante, el sionismo niega la posibilidad de luchar contra el antisemitismo, y por extensión contra el racismo en general. En cambio, el antisionismo consecuente conlleva luchar contra toda forma de racismo: contra el apartheid que sufren los palestinos; contra el racismo hacia los negros; contra la islamofobia; y contra el antisemitismo.

Y esto no puede quedarse en palabras, sino que implica actividad. Cuando surgen los grupos fascistas —que utilizan argumentos antisemitas o islamofóbicos, según les conviene en cada momento— las fuerzas progresistas que se solidarizan con Palestina deben sumarse a la lucha contra ellos… igual que hizo la izquierda internacionalista frente al fascismo y nazismo el siglo pasado.

Los que son consecuentes con el sionismo, no lo harán, como no lo hicieron entonces.

Éste es un extracto de un documento más extendido, “Boicot al Estado de Israel: debates y propuestas”, escrito en agosto de 2008.

David Karvala, miembro de la Plataforma Aturem la Guerra y En lluita.

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